Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 3 de enero de 2009

La virtud de la fortaleza


En la Audiencia General del 15 de noviembre de 1978, continuando con las catequesis acerca de las virtudes cardinales, el Santo Padre Juan Pablo II hablo de la virtud de la fortaleza.

“¿A quién tenemos nosotros por hombre fuerte, hombre valiente? - Preguntaba – al soldado que defiende la patria… o quien expone la propia vida por salvar a alguno que está a punto de ahogarse, o quien presta ayuda en las calamidades naturales: incendios, inundaciones, etc. Y hacia referencia a San Carlos, su santo Patrono, “que durante la peste de Milán seguía ejerciendo el ministerio pastoral entre los habitantes de dicha ciudad” , o “los hombres que escalan las cimas del Everest y los astronautas, que pusieron el pie en la luna por vez primera”.

Pero no olvidaba “otros ejemplos poco conocidos en general pero que atestiguan una virtud grande, a veces incluso heroica. Pienso por ejemplo en una mujer, madre de familia ya numerosa, a la que muchos “aconsejan” que elimine la vida nueva concebida en su seno y se someta a una “operación” para interrumpir la maternidad; y ella responde con firmeza: “¡no!”. Ciertamente que cae en la cuenta de toda la dificultad que este “no” comporta: dificultad para ella, para su marido, para toda la familia; y sin embargo, responde: “no”. La nueva vida humana iniciada en ella es un valor demasiado grande, demasiado “sacro”, para que pueda ceder ante semejantes presiones”.

Y el “hombre al que se promete la libertad y hasta una buena carrera, a condición de que reniegue de sus principios o apruebe algo contra su honradez hacia los demás. Y también éste contesta “no”, incluso a pesar de las amenazas de una parte y los halagos de otra. ¡He aquí un hombre valiente!”

El miedo quita a veces el coraje cívico a hombres que viven en clima de amenaza, opresión o persecución. Así, pues, tienen valentía especial los hombres que son capaces de traspasar la llamada barrera del miedo, a fin de rendir testimonio de la verdad y la justicia. Para llegar a tal fortaleza el hombre debe “superar” en cierta manera los propios límites y “superarse” a sí mismo, corriendo el “riesgo” …. Para alcanzar tal fortaleza, el hombre debe estar sostenido por un gran amor a la verdad y al bien a que se entrega. La virtud de la fortaleza camina al mismo paso que la capacidad de sacrificarse
Quería rendir homenaje decía a tantos “valientes desconocidos. “A todos los que tienen el valor de decir “no” o “sí” cuando ello resulta costoso. A los hombres que dan testimonio singular de dignidad humana y humanidad profunda”.

La virtud de la fortaleza requiere siempre una cierta superación de la debilidad humana y, sobre todo, del miedo…¡Tenemos necesidad de hombres fuertes! Tenemos necesidad de fortaleza para ser hombres. En efecto, hombre verdaderamente prudente es sólo el que posee la virtud de la fortaleza, del mismo modo que hombre verdaderamente justo es sólo el que tiene la virtud de la fortaleza.”

La fortaleza segun el Catecismo de la Iglesia Catolica – Las virtudes

1805 Cuatro virtudes desempeñan un papel fundamental. Por eso se las llama ‘cardinales’; todas las demás se agrupan en torno a ellas. Estas son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. ‘¿Amas la justicia? Las virtudes son el fruto de sus esfuerzos, pues ella enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza’ (Sb 8”,.
1808 La fortaleza – dice el Catecismo de la Iglesia Católica (1808 – “es la virtud moral que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Reafirma la resolución de resistir a las tentaciones y de superar los obstáculos en la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones. Capacita par ir hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa justa. “Mi fuerza y mí cántico es el Señor” (Sal 118, 14. “en el mundo tendréis tribulación. Pero ¿Ánimo! Yo he vencido al mundo (Jn 16,33)”

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3 comentarios:

Ludmila Hribar dijo...

MUY FELIZ AÑO TAMBIEN A TI LUISA! En cuanto a dos! aviones! de fortaleza??? pues si que necesitas mucha...pensandolo bien mejor le pido al buen Dios que se encargue, sera mas seguro que mi transporte por mas que sea aereo... Un abrazo.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

He descubierto recién este maravilloso blog. Felicitaciones y gracias por un excelente trabajo. (Hoy mismo había posteado en mi blog algo acerca de nuestro queridísimo Juan Pablo II). Un saludo fraternal en Cristo. Paz y Bien. Ricardo

Ludmila Hribar dijo...

Muchas gracias Ricardo por tu visita y tu comentario. He visitado tu excelente blog. gran trabajo. Gracias. Un abrazo y mis mejores deseos para un buen año 2009!