Kalwaria
Zebrzydowska
Cuando
Karol tenía doce años y se quedó sin madre, su padre lo llevó a Kalwaria
Zebrzydowska. Allí, delante de la Virgen Madre de Dios, se arrodillaron los dos
juntos. El padre le dijo bajito a la oreja de Karol: “Esta es tu Madre” y desde
entonces él nunca más estuvo solo.
Kalwaria Zebrzydowska ha tenido un gran papel en la vida de Karol. Allí
iba cuando tenía algún problema o algunas cuestiones que resolver como muchacho,
sacerdote, arzobispo y Papa. Josef Mucha, su chofer, cuenta de esta manera
algunos de esos momentos: “cuando el Cardenal tenía alguna preocupación íbamos a
Kalwaria Zebrzydowska. Rezaba aproximadamente una hora y luego, paseando por
los “caminos de Maria” , se le pasaba todo. Cando rezaba el Rosario, mirándolo desde
lejos, me daba cuenta cuando terminaba cada decena – explica Mucha – porque levantaba
los ojos hacia el Cielo como si, realmente, hablara con Alguien”.
Kalwaria
Zebrzydowska es un pequeño pueblo cerca
de Wadowice, ciudad en donde nació Karol. Es un lugar de culto mariano desde el
siglo XVII, cuando en un castillo se reunían a rezar al comienzo y al final del
día. Una vez, la imagen de la Madre de Dios lloró sangre y ese evento hizo que
a ese lugar llegaran miles de fieles.
Kalwaria
Zebrzydowska no es solo un santuario en cuanto está circundado de un área de
diez kilómetros del llamado “Caminos de la Virgen”. Las capillas y las
estaciones del Via Crucis están muy bien
situadas en medio de la naturaleza y de esa manera ha surgido un paisaje
caracterizado por valores espirituales, donde los elementos naturales y los artificiales,
creados por las manos del hombre, componen un lugar armónico. Este singular
parque está bajo el patrocinio de la UNESCO.
“Casi
siempre venia solo – cuenta Juan Pablo II durante su primera visita a Kalwaria
como Papa en 1979 – porque no quería que nadie lo supiese, ni siquiera el custodio
del convento. Es muy fácil esconderse en Kalwaria. Llegaba solo y me ponía a
caminar por los Caminos de nuestro Señor Jesus y de su Madre, reflexionando
sobre sus santísimos misterios. Esos senderos son absolutamente particulares. Confiaba
a Jesus y a Maria problemas delicados y relacionados con mis responsabilidades,
primero como Obispo, luego como Cardenal. Sabía que yo tenía que venir más
veces; primero porque los problemas se multiplicaban y luego – cosa singular – porque estos
problemas se resolvían efectivamente.”
Juan
Pablo II visitó Kalwaria Zebrzydowska por última vez en el mes de agosto de
2002 y los periodistas recordaron que el Papa se quedo frente a la imagen de la
Virgen Maria tres cuartos de hora, haciendo saltar el orden de la peregrinación
y la transmisión televisiva. Pero nadie se hubiese permitido interrumpir la meditación
del Papa. El postulador del proceso de Canonización de Juan Pablo II confió, en
su momento, el proceso a la Virgen: “Desde el corazón confío a la Madre de
Kalwaria los trabajos del proceso” ha escrito en el libro de recuerdos del Santuario
en febrero de 2006.”
Aleksandra
Zapotoczny
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