Invito leer el discurso del entonces cardenal Joseph Ratzinger al comienzo de la celebración eucarística con motivo del XXV aniversario del pontificado de Juan Pablo II. No hay una palabra de desperdicio, por eso cito textualmente el primer párrafo e invito a leer el resto en el sitio de la Santa Sede.
Beatísimo Padre
Hace exactamente veinticinco años, a esta hora, los cardenales reunidos en la capilla Sixtina lo elegían para la misión de Sucesor de san Pedro, y usted dio su "sí" a la gracia y al peso de esa misión. Hace veinticinco años, el protodiácono del sacro Colegio, el cardenal Pericle Felici, anunció solemnemente a la multitud en espera en la plaza de San Pedro: Habemus Papam. Hace veinticinco años, desde el balcón central de la basílica vaticana, usted pronunció por primera vez la bendición urbi et orbi y conquistó inmediatamente, con un discurso inolvidable, el corazón de los romanos, así como el corazón de las numerosas personas que lo seguían y escuchaban en todo el mundo. Usted dijo entonces que venía de un país lejano. Pero percibimos enseguida que la fe en Jesucristo, que se percibía en sus palabras y en toda su persona, supera todas las distancias; que en la fe todos estamos cerca unos de otros. Usted nos ha hecho experimentar desde el primer momento esta fuerza de Cristo que derriba fronteras y da paz y alegría.
Continuar leyendo.
Continuar leyendo.
2 comentarios:
Un discurso bellísimo, clarísimo. Con esa habilidad especial que siempre tuvo para expresar las ideas, el Cardenal Ratzinger aquel 16 de octubre de 2003 supo trazar un brillante retrato del Papa Juan Pablo.
Pienso que también es un reflejo de los sentimientos que unieron a estos dos hombres. SIn duda, el Cardenal Ratzinger daba al Papa no sólo la obediencia y amor filiar que se le debe al Sucesor de Pedro sino también el cariño de un verdadero amigo. Y Juan Pablo II llegó a decirlo en uno de sus libros: "doy gracias a Dios por el Cardenal Ratzinger, es un amigo de confianza".
Gracias Francesco, si justamento por eso no quise omitir ni una palabra y puse el enlace. Fueron grandes amigos se nota en todas las referenciass del Santo Padre a su "amado predecesor" y con razon no quiso Juan Pablo II que su amigo se volviese a Baviera...porque lo necesitaba alli o quizàs intuia algo?
Publicar un comentario