Foto: Conferencia Episcopal de Colombia
Foto: Felipe Ariza, Of. Prensa Presidencia de Colombia
Colombia abría esta semana una serie de actos con el doble propósito de : recordar aquella visita que duro 7 días y fue el viaje número 30 del Papa fuera de Italia, y en calidad de preparativo a la ceremonia de beatificación del 1ro de Mayo en Roma.
Hoy jueves 3 de marzo se llevó a cabo en la sede del Metropolitan Club en Bogotá, el Foro “Juan Pablo II y su huella en Colombia 25 años después”.
El Foro tuvo lugar de 8 am a 1 pm, con la asistencia del Presidente de laRepública, Juan Manuel Santos; el Nuncio Apostólico, Monseñor Aldo Cavalli; la Canciller Maria Ángela Holguín y el ex Presidente Belisario Betancourt, entre otras personalidades. El evento es organizado por la Embajada de Colombia ante la Santa Sede, la Fundación Konrad Adenauer
y la Fundación Revel, como parte de los actos conmemorativos al cumplirse 25 años de la visita a Colombia del ahora Beato Juan Pablo II. Contó con varios paneles en los que se analizó la huella dejada por el Pontífice tras su visita a Colombia en 1986, en aspectos como la educación y la familia; el mundo laboral y empresarial; la paz y la reconciliación; la comunicación; el escenario internacional y la huella de Juan Pablo II en la virtud del hombre público. (fuente CEC).
Hoy jueves 3 de marzo se llevó a cabo en la sede del Metropolitan Club en Bogotá, el Foro “Juan Pablo II y su huella en Colombia 25 años después”.
El Foro tuvo lugar de 8 am a 1 pm, con la asistencia del Presidente de laRepública, Juan Manuel Santos; el Nuncio Apostólico, Monseñor Aldo Cavalli; la Canciller Maria Ángela Holguín y el ex Presidente Belisario Betancourt, entre otras personalidades. El evento es organizado por la Embajada de Colombia ante la Santa Sede, la Fundación Konrad Adenauer
y la Fundación Revel, como parte de los actos conmemorativos al cumplirse 25 años de la visita a Colombia del ahora Beato Juan Pablo II. Contó con varios paneles en los que se analizó la huella dejada por el Pontífice tras su visita a Colombia en 1986, en aspectos como la educación y la familia; el mundo laboral y empresarial; la paz y la reconciliación; la comunicación; el escenario internacional y la huella de Juan Pablo II en la virtud del hombre público. (fuente CEC).
El actual Presidente de Colombia Juan Manuel Santos Calderón pronuncio un emotivo discurso inaugural:
“El martes 1º de julio de 1986, a las 3 y 20 de la tarde, todos en Colombia mirábamos hacia el mismo lugar: la portezuela del avión Boeing 747 de Alitalia que había arribado unos minutos antes a la pista del aeropuerto El Dorado.
Finalmente apareció la figura esperada, la figura anhelada, de un hombre solo, de sotana blanca, que bajó ágilmente la escalerilla y se inclinó para besar la tierra de un país que lo recibía lleno de alegría.
Redoblaron las campanas en las iglesias y saltaron de júbilo los corazones de los fieles.
¡Juan Pablo II, el sucesor de Pedro, estaba en Colombia!
“¡Alabado sea Jesucristo!”, fueron sus primeras palabras.
Y continuó:
“Vengo a vuestro noble país, amado pueblo de Colombia, como mensajero de Evangelización que enarbola la Cruz de Cristo, deseando que su silueta salvadora se proyecte sobre todas las latitudes de esta tierra bendita”.
A su lado, orgulloso y feliz, estaba el Presidente Belisario Betancur –junto a su señora Rosa Helena–, representando la emoción y la devoción de todo un pueblo.
Un pueblo que había esperado ansioso –después de 18 años de la visita del Papa Paulo VI– el regreso del máximo jerarca de la Iglesia Católica, pastor y guía de miles de millones de fieles en el mundo.
Un pueblo que –con el corazón en la mano– estaba ese día paralizado, atento a la imagen de la televisión, si es que no volcado sobre la Avenida Eldorado, listo para ver el paso fugaz pero memorable del Papamóvil y su ilustre ocupante.
Recuerdo que, desde las instalaciones de El Tiempo –del que era entonces subdirector–, no me despegué ese día de la pantalla, no sólo por mi calidad de periodista –pendiente de la noticia– sino también por mi condición de católico y –además– admirador del carismático personaje que era Juan Pablo II.
El Pontífice terminó así sus palabras de saludo:
“(…) doy comienzo gozosamente a mi peregrinación apostólica. Desde este momento el Papa se pone en marcha ‘con la paz de Cristo, por los caminos de Colombia’.”
Y así fue: el Papa ‘peregrino de la paz’ recorrió nuestro país durante toda una semana como el más infatigable de los viajeros, llevando su mensaje y su bendición a los más diversos rincones de la Patria y a todos los escenarios.
“Desde cualquier punto donde me encuentre” –dijo el Papa–, “mi palabra se dirigirá a todos los colombianos, a todos y a cada uno de los sectores del pueblo de Dios que peregrina en esta tierra. Vengo a compartir vuestra fe, vuestros afanes, vuestros sufrimientos y vuestras esperanzas”.
¡Qué esfuerzo, qué dinamismo, qué amor paternal e infinito del que fuimos testigos!
(ver texto completo de las palabras del Presidente Santos)
“El martes 1º de julio de 1986, a las 3 y 20 de la tarde, todos en Colombia mirábamos hacia el mismo lugar: la portezuela del avión Boeing 747 de Alitalia que había arribado unos minutos antes a la pista del aeropuerto El Dorado.
Finalmente apareció la figura esperada, la figura anhelada, de un hombre solo, de sotana blanca, que bajó ágilmente la escalerilla y se inclinó para besar la tierra de un país que lo recibía lleno de alegría.
Redoblaron las campanas en las iglesias y saltaron de júbilo los corazones de los fieles.
¡Juan Pablo II, el sucesor de Pedro, estaba en Colombia!
“¡Alabado sea Jesucristo!”, fueron sus primeras palabras.
Y continuó:
“Vengo a vuestro noble país, amado pueblo de Colombia, como mensajero de Evangelización que enarbola la Cruz de Cristo, deseando que su silueta salvadora se proyecte sobre todas las latitudes de esta tierra bendita”.
A su lado, orgulloso y feliz, estaba el Presidente Belisario Betancur –junto a su señora Rosa Helena–, representando la emoción y la devoción de todo un pueblo.
Un pueblo que había esperado ansioso –después de 18 años de la visita del Papa Paulo VI– el regreso del máximo jerarca de la Iglesia Católica, pastor y guía de miles de millones de fieles en el mundo.
Un pueblo que –con el corazón en la mano– estaba ese día paralizado, atento a la imagen de la televisión, si es que no volcado sobre la Avenida Eldorado, listo para ver el paso fugaz pero memorable del Papamóvil y su ilustre ocupante.
Recuerdo que, desde las instalaciones de El Tiempo –del que era entonces subdirector–, no me despegué ese día de la pantalla, no sólo por mi calidad de periodista –pendiente de la noticia– sino también por mi condición de católico y –además– admirador del carismático personaje que era Juan Pablo II.
El Pontífice terminó así sus palabras de saludo:
“(…) doy comienzo gozosamente a mi peregrinación apostólica. Desde este momento el Papa se pone en marcha ‘con la paz de Cristo, por los caminos de Colombia’.”
Y así fue: el Papa ‘peregrino de la paz’ recorrió nuestro país durante toda una semana como el más infatigable de los viajeros, llevando su mensaje y su bendición a los más diversos rincones de la Patria y a todos los escenarios.
“Desde cualquier punto donde me encuentre” –dijo el Papa–, “mi palabra se dirigirá a todos los colombianos, a todos y a cada uno de los sectores del pueblo de Dios que peregrina en esta tierra. Vengo a compartir vuestra fe, vuestros afanes, vuestros sufrimientos y vuestras esperanzas”.
¡Qué esfuerzo, qué dinamismo, qué amor paternal e infinito del que fuimos testigos!
(ver texto completo de las palabras del Presidente Santos)
El 27 de febrero pasado el Santo Padre Benedicto XVI saludaba al pueblo colombiano con motivo de la proximidad de estas celebraciones diciendo:
“La liturgia nos invita hoy a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, mediante el perdón de los enemigos y la oración por los perseguidores, fuente de la reconciliación duradera. Un mensaje oportuno también para el pueblo colombiano, al que deseo hacer llegar mi cercanía y afecto con motivo de las diferentes iniciativas que se están llevan a cabo para conmemorar que, hace veinticinco años, mi venerado predecesor, el Papa Juan Pablo II, se puso en marcha «con la paz de Cristo, por los caminos de Colombia». Que Santa María la Virgen, Madre del Amor hermoso, acompañe los esfuerzos que en aquella querida nación latinoamericana, y en otras partes del mundo, se realizan para promover la fraternidad y la concordia entre todas las personas sin excepción alguna.”
Invito ver en youtube el recuerdo filmado de la visita del Papa Juan Pablo II a Colombia:
2 comentarios:
Te invito a la página de la visita del papa a Colombia www.elpapaencolombia.co/
Muchas gracias por la informaciòn. Que Dios bendiga a Colombia y que esta visita del Papa Francisco sea un fuerte espaldarazo en vuestros anhelos y trabajos por la paz.
Publicar un comentario