“Elevando a Dios
el corazón lleno de dolor, hecho oración silenciosa, el Papa Francisco peregrinó a los campos de concentración y
exterminio de Auschwitz y Birkenau. La mañana del tercer día de
su Viaje Apostólico que le llevó a Polonia, para la JMJ de Cracovia 2016, se
caracterizó por la intensidad del silencio
rezado en los lugares donde el odio y la guerra marcaron
e hirieron el alma de la humanidad.
Firmando el Libro de Honor, el Papa
Francisco - tercer Pontífice en peregrinar a Auschwitz, después de San Juan
Pablo II y de Benedicto XVI - escribió en
español:
«Señor ten piedad de tu pueblo,
Señor, perdón por tanta crueldad»
Quedan escritas estas palabras
del Papa Bergoglio, que se suman a la emoción de su llegada y de su paso bajo
la tristemente célebre inscripción «El trabajo hace libres», en el que fue el
mayor centro de exterminio de la historia nazi, donde murió más de un millón de
personas, la mayoría de ellas judías. Y quedan grabadas también las imágenes de
los momentos en que el Obispo de Roma fue saludando uno a uno a once
supervivientes. Así como el haberlo visto en oración en el patio donde eran
llamados los condenados a muerte, donde San Maximiliano Kolbe se ofreció para
salvar a un padre de familia, coincidiendo además con el día en que se cumplen
75 años de ese gesto. El momento en el bajó a la celda donde este santo mártir
fue encerrado para que muriera de hambre y de sed, donde vimos la oración del
Papa arrodillado. Su oración ante el muro de la muerte, donde se acercó
apoyando su mano, después de encender una lámpara de aceite en conmemoración de
las víctimas, que dejó como recuerdo de su peregrinación.
Peregrinación que prosiguió hasta el
cercano campo de Birkenau, donde el Papa Francisco se detuvo ante el Monumento
a las víctimas de las naciones fue pasando ante las lápidas que en 23
lenguas dicen: «Por siempre deja que este lugar sea un llanto de desamparo, una
advertencia a la humanidad, donde los nazis asesinaron alrededor de 1 millón y
medio de hombres, mujeres y niños, en su mayoría judíos de distintos países de
Europa».
La visita y homenaje de oración y
recogimiento callado en el dolor del Papa Francisco, culminó con el emocionado
encuentro con un grupo de Justos de las naciones, tras el canto del salmo 130,
el De Profundis.
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