por fin la fiesta de acogida de los jóvenes
con el Papa Francisco que así relata en breve Sebastián Zagari, joven sacerdote
acompañando a un grupo de la parroquia del Perpetuo Socorro de San Pedro, Prov.
Buenos Aires:
"Hoy fue la fiesta de bienvenida con el Papa en
el Parque Blonia, de Cracovia. Fue un momento de mucha alegría para todos
nosotros... ¡y seguramente también para Francisco, que se lo veía muy contento!
"¡Finalmente nos encontramos!"... asi empezó su discurso, que es para
volver a releer después más tranquilos para poder aprovecharlo mejor. Ya al
principio agradeció a Juan Pablo II y, cuando todos empezamos a aplaudir, el
también aplaudía y pidió "¡más fuerte!". Fue muy especial también cuando nos hizo
repetir tres veces, cada vez más fuerte, la palabra "MISERICORDIA"...
La tercera vez dijo "¡que lo escuche el mundo!". Es tal vez el
mensaje más grande de esta JMJ en este Año Santo... frente a tantas noticias
malas, difíciles, dolorosas, que se multiplican en nuestros dias, el Papa nos
pide, en nombre de Dios, que multipliquemos la Misericordia... porque de eso
tiene necesidad nuestro mundo!..."
“En estos días Polonia – decia el Papa - esta noble tierra, se viste de fiesta; en
estos días Polonia quiere ser el rostro siempre joven de la Misericordia. Desde
esta tierra con ustedes y también unidos a tantos jóvenes que hoy no pueden
estar aquí, pero que nos acompañan a través de los diversos medios de
comunicación, todos juntos vamos a hacer de esta jornada una auténtica fiesta
Jubilar, en este Jubileo de la Misericordia.”
“La Iglesia hoy los mira, diré además, el mundo
hoy los mira, y quiere aprender de ustedes, para renovar su confianza en que la
Misericordia del Padre tiene rostro siempre joven y no deja de invitarnos a ser
parte de su Reino, un reino de alegría y felicidad, que siempre nos lleva
adelante, que nos hace capaces de cambiar las cosas. Ahora les hago la pregunta
otra vez. ¿Las cosas se pueden cambiar? (¡Sí!)
Lánzanos
a la aventura de la misericordia.
Invoquémosla todos juntos: María Madre de
la misericordia. Ahora todos juntos pidamos al Señor, cada uno en silencio en
su corazón.
Señor, lánzanos
a la aventura de la misericordia, a la aventura de construir puentes y derribar
muros (cercos y alambres), lánzanos a la aventura de socorrer al pobre, al que
se siente solo y abandonado, al que ya no le encuentra sentido a su vida.
Lánzanos a acompañar a los que no te conocen y decirles, lentamente y con mucho
respeto tu nombre y el porqué de mi fe.
Impúlsanos a la
escucha, como María de Betania, de quienes no comprendemos, de los que vienen
de otras culturas, otros pueblos, incluso de aquellos a los que tememos porque
creemos que pueden hacernos daño. Haznos volver nuestro rostro, como María de
Nazareth con Isabel, que volvamos nuestro rostro sobre nuestros ancianos, sobre
nuestros abuelos para aprender de su sabiduría. Yo les pregunto ¿ustedes hablan
con sus abuelos? Más o menos, no? ¿Búsquenlos, ellos tiene la sabiduría de la
vida, y vivirán cosas que conmoverán sus corazones.
Aquí estamos,
Señor. Envíanos a compartir tu Amor Misericordioso. Queremos recibirte en esta
Jornada Mundial de la Juventud, queremos confirmar que la vida es plena cuando
se la vive desde la misericordia, que esa es la mejor parte, la parte más
dulce, la parte que nunca nos será quitada. Amén.
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