Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

lunes, 14 de octubre de 2024

Mysterium iniquitatis (2 de 13) Coexistencia del bien y del mal

 


Misterio de iniquidad. Un misterio.

 Como comprenderlo? Como ir al fondo de algo que supera todo entendimiento? «Del Señor dependen los pasos del hombre: ¿cómo puede el hombre comprender su camino?» (Pr 20, 24).


No obstante, en sus reflexiones personales, su «biografía interior» Memoria e Identidad, el Papa Juan Pablo II aborda el complejo tema del mal y nos invita a bucear en este misterio, a reflexionar sobre la coexistencia del bien y del mal y de los limites impuestos al mal. El siglo XX nos dice el Papa fue “en cierto sentido , el «teatro» en el que han entrado en escena determinados procesos históricos e ideológicos que han llevado hacia la gran «erupción» del mal – pero agrega inmediatamente – que “ también ha sido espectador de su declive…El mal es siempre la ausencia de un bien –que un determinado ser debería tener, es una carencia, pero nunca es ausencia absoluta del bien. Cómo nazca y se desarrolle el mal en el terreno sano del bien, es un misterio. También es una incógnita esa parte de bien que el mal no ha conseguido destruir y que se difunde a pesar del mal, creciendo incluso en el mismo suelo” afirmación que enlazo con el testimonio del Papa Juan Pablo II en la 
Conmemoración ecuménica de los testigos de de del Siglo XX:


“Yo mismo – decía entonces - fui testigo en los años de mi juventud, de tanto dolor y tantas pruebas. Mi sacerdocio desde sus orígenes “ha estado inscrito en el gran sacrificio de tanto hombres y mujeres de mi generación” (Don y Misterio p.47). La experiencia de la Segunda Guerra Mundial y de los años siguientes me ha movido a considerar con gran atención el ejemplo luminoso de cuantos, desde inicio del siglo XX hasta el fin, experimentaron la persecución, la violencia y la muerte, a causa de su fe y de su conducta inspirada en la verdad de Cristo”


Y en su 
Mensaje con ocasión del 60 aniversario de la liberación de los prisioneros de Auschwitz, “uno de los lugares más dolorosos y más llenos de desprecio al hombre y a sus derechos” fundamentales,  Juan Pablo II reflexionaba : “en medio de ese indescriptible cúmulo de mal, hubo también expresiones heroicas de adhesión al bien. Ciertamente, numerosas personas aceptaron con libertad de espíritu someterse al sufrimiento y demostraron amor no sólo a sus compañeros prisioneros, sino también a sus verdugos. Muchos lo hicieron por amor a Dios y al hombre; otros, en nombre de los valores espirituales más elevados. Gracias a su actitud se ha hecho patente una verdad que a menudo aparece en la Biblia: aunque el hombre es capaz de hacer el mal, a veces un mal enorme, el mal no tendrá la última palabra. Incluso en el abismo del sufrimiento puede triunfar el amor”

Este papa polaco, que vivenció las dramáticas experiencias de dos totalitarismos en su propia patria y que fuera testigo de tantos episodios trágicos de la historia de Europa y del mundo entero nos presenta la sencilla parábola evangélica del trigo y la cizaña (cf. Mt 13, 24-30) como “clave para comprender toda la historia del hombre. En las diversas épocas y en distintos sentidos – nos dice en sus reflexiones - el «trigo» crece junto a la
«cizaña» y la «cizaña» junto al «trigo». Inclaudicable reflexiona que “La historia de la humanidad es una «trama» de la coexistencia entre el bien y el mal, del mal que “existe al lado del bien, el bien, no obstante, persiste al lado del mal y, por decirlo así, crece en el mismo terreno, que es la naturaleza humana. En efecto, ésta no quedó destruida, no se volvió totalmente mala a pesar del pecado original. Ha conservado una capacidad para el bien, como lo demuestran las vicisitudes que se han producido en los diversos períodos de la historia”

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