Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

lunes, 14 de octubre de 2024

Mysterium iniquitatis (5 de 13) El mal y el bien en las catequesis de Juan Pablo II (c) El Pecado “raíz de todo el mal que hay en el hombre”)

 


De la libertad ha nacido también el mal. Pero Dios no se rinde, y con su sabiduría trascendente, predestinándonos a ser sus hijos en Cristo, todo lo dirige con fortaleza y suavidad, para que el bien no sea vencido por el mal.”

 “Nuestras catequesis sobre Dios, Creador de las cosas "invisibles", nos ha llevado a iluminar y vigorizar nuestra fe por lo que respecta a la verdad sobre el maligno o Satanás, no ciertamente querido por Dios, sumo Amor y Santidad, cuya Providencia sapiente y fuerte sabe conducir nuestra existencia a la victoria sobre el príncipe de las tinieblas. Efectivamente – decia Juan Pablo II en la catequesis sobre “la victoria de Cristo sobre el espíritu del mal” “toda la historia de la humanidad se puede considerar en función de la salvación total, en la cual está inscrita la victoria de Cristo sobre "el príncipe de este mundo" (Jn 12, 31; 14, 30; 16, 11). "Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás" (Lc 4, 8), dice terminantemente Cristo a Satanás” “La fe de la Iglesia nos enseña que la potencia de Satanás no es infinita”. Y si bien su acción causa muchos daños —de naturaleza espiritual e indirectamente de naturaleza también física— a los individuos y a la sociedad, él no puede, sin embargo, anular la finalidad definitiva a la que tienden el hombre y toda la creación, el bien. El no puede obstaculizar la edificación del reino de Dios, en el cual se tendrá, al final, la plena actuación de la justicia y del amor del Padre hacia las creaturas eternamente "predestinadas" en el Hijo-Verbo, Jesucristo”.

La catequesis siguientes tratan extensamente sobre el pecado.

En la audiencia acerca de “El mal en el hombre y en el mundo y el plan divino de salvación” explicaba el Papa los Simbolos de la Fe y decía “El misterio de la redención está, en su misma raíz, unido de hecho con la realidad del pecado del hombre. Por eso, al explicar con una catequesis sistemática los artículos de los Símbolos que hablan de Jesucristo, en el cual y por el cual Dios ha obrado la salvación, “debemos afrontar, ante todo, el tema del pecado, esa realidad oscura difundida en el mundo creado por Dios, la cual constituye la raíz de todo el mal que hay en el hombre y, se puede decir, en la creación” (*) “ La salvación, de la que habla la divina Revelación, es ante todo la liberación de ese mal que es el pecado.”

En la catequesis El pecado del hombre y el estado de justicia original Juan Pablo II habla del pecado en general y aclara que se habla del pecado “ siempre en referencia al primer pecado, que dejó sus secuelas en los descendientes de Adán, y que por eso se llama pecado original”. Y se refiere nuevamente a “Los Símbolos de la Fe y comenta que “son muy parcos al hablar del pecado; en la Sagrada Escritura, por el contrario, el término y el concepto de "pecado" se sitúa entre aquellos que se repiten con mayor frecuencia” (484 veces)


“De hecho el pecado forma parte del hombre y de su existencia: no se puede ignorar o dar a esta realidad oscura otros nombres, otras interpretaciones, como ha ocurrido en las corrientes del iluminismo o del secularismo. Si se admite el pecado, se reconoce al mismo tiempo una profunda relación del hombre con Dios, pues al margen de esta relación hombre-Dios el mal del pecado no se presenta en su verdadera dimensión, aun cuando siga estando presente obviamente en la vida del hombre y en la historia. El pecado pesa con tanta mayor fuerza sobre el hombre como realidad oscura y nefasta cuando menos se le conozca y reconozca, cuando menos se le identifique en su esencia de rechazo y oposición frente a Dios”

(*) el resaltado es mio.

 


 

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