Casi en visperas de la Navidad de 1978 tuvo lugar un hecho que ante los ojos del mundo probablemente fuese de escasa relevancia, pero para la Argentina y Chile era una amenaza latente, inminente, entre dos gobiernos militares: la Argentina estaba a punto de entrar en guerra con la hermana Republica de Chile en una nueva disputa sobre la soberania de las islas al norte y al sur del Canal de Beagle.
Como uno de los primeros pasos diplomáticos de Juan Pablo II, y en un gesto que a ninguno de los dos lados de la cordillera debemos olvidar, el 23 de diciembre de 1978 enviaba al Cardenal Antonio Samoré a mediar una solución. Tras arduas negociaciones e idas y venidas entre la Argentina y Chile del Cardenal Samoré, el 9 de Enero de 1979 ambos paises solicitaron formalmente la mediación a la Santa Sede.
Fue la rápida actuación de Juan Pablo II la que evitó una lucha fratricida de resultados imprevisibles, pero trágicos, como ocurre en todas las guerras. Finalmente el 2 de mayo de 1985, tras largas tratativas y después de haberse realizado en la Argentina un referéndum interno en 1984, se firmaba un Tratado de Paz y Amistad.
El próximo año celebramos el «trentenio» de la resolución pacífica de ese conflicto. Las autoridades argentinas y chilenas han invitado a BXVI a visitar en esa ocasión estas tierras del sur americano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario