El 14 de diciembre 1935 Karol Wojtyla comenzó “oficialmente” su trayectoria mariana al unirse a la fraternidad Mariana (Sodalicja Marianska) de Wadowice. En 1936 ya es Presidente de la organización en su escuela Marcin Wadowita y como tal viaja a Cracovia en Junio de ese año al congreso de Presidentes.
Su veneración a la Madre de Dios comienza en la familia y en la parroquia de Wadowice, en la capilla lateral dedicada a la Madre del Perpetuo Socorro y continúa alli sobre la colina en el monasterio carmelita donde recibe el escapulario de la Virgen del Carmen, que llevó toda su vida. El itinerario además lo llevó siempre, desde muy niño, por los senderos marianos de Kalwaria Zebrzydowska, el principal santuario mariano de la Archidiócesis de Cracovia, que siguió frecuentando siempre, sobre todo “en el difícil período que se vivía bajo el comunismo”.
Cuando ya en Cracovia, en la parroquia salesiana de Debniki, se unió el grupo del "Rosario vivo'' al lado de Jan Tyranowski, allí “el culto a la Madre de Dios experimentó un cierto cambio. Estaba ya convencido de que Maria nos lleva a Cristo, pero en aquel período empecé a entender que también Cristo nos lleva a su Madre”. Y cuando llegaron los cuestionamientos “encontré la respuesta a mis dudas”, en el libro de San Luis María Grignion de Montfort "Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen''. Allí nace su: Totus tuus ego sum et omnia mea Tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi cor Tuum, Maria que selló a fuego la impronta de su pontificado.
Cuando ya en Cracovia, en la parroquia salesiana de Debniki, se unió el grupo del "Rosario vivo'' al lado de Jan Tyranowski, allí “el culto a la Madre de Dios experimentó un cierto cambio. Estaba ya convencido de que Maria nos lleva a Cristo, pero en aquel período empecé a entender que también Cristo nos lleva a su Madre”. Y cuando llegaron los cuestionamientos “encontré la respuesta a mis dudas”, en el libro de San Luis María Grignion de Montfort "Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen''. Allí nace su: Totus tuus ego sum et omnia mea Tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi cor Tuum, Maria que selló a fuego la impronta de su pontificado.
Fuente: Don y Misterio
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