El 7 de diciembre de 1990 se publicaba la Encíclica de Juan Pablo II “Redemptoris missio”, sobre la permanente Validez del Mandato Misionero
S.E. Mons. Robert Sarah, Secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos expresa en el Editorial de Totus Tuus de octubre 2007
“Juan Pablo II resaltó el carácter misionero de la Iglesia en numerosísimas ocasiones….relee la misión de la Iglesia en el contexto de las situaciones locales. La personifica. La vive a través de la cultura de cuantos encuentra. Pero luego la refiere a Cristo y al Espíritu Santo. De ahí emana su encíclica más significativa sobre la misión Redemptoris Missio en el XXV aniversario del Decreto conciliar Ad Gentes… Juan Pablo II admite una disminución de misionalidad en las iglesias de antiguo origen cristiano, y una débil concienciación en las iglesias recientemente fundadas, un sectarismo de índole proselitista de muchos bautizados de diversas Confesiones, que perturba tanto a misioneros como a no cristianos, y por ese motivo se convierte él mismo en peregrino del evangelio, proclamando que «La vocación universal a la misión está estrechamente unida a la vocación universal a la santidad” y por eso “Todo fiel está llamado a la mision pero sobre todo a la santidad». ….. Para él «la misión es un problema de fe….una exigencia profunda de la vida de Dios en nosotros», «Padre rico en misericordia». …. “Visitaba parroquias con el mismo anhelo misionero con la misma frecuencia con que visitaba las diócesis de los distintos continentes. ………partiendo de lo simple….una síntesis del camino misionero…. que llegó a rayar en el heroísmo cuando se arrastraba con extremo cansancio de un lugar a otro y balbuceaba sus palabras solo para alentar a los cristianos. …se regocijaba agitando su bastón cuando era correspondido, especialmente entre la juventud, entre los movimientos eclesiales, respuestas que hubiese querido encontrar en todas las Iglesias locales en cuanto tales….porque aspiraba a que la actividad misionera llegase a esto. “Toda la Iglesia y cada Iglesia es enviada a las gentes” (RM 62)
S.E. Mons. Robert Sarah, Secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos expresa en el Editorial de Totus Tuus de octubre 2007
“Juan Pablo II resaltó el carácter misionero de la Iglesia en numerosísimas ocasiones….relee la misión de la Iglesia en el contexto de las situaciones locales. La personifica. La vive a través de la cultura de cuantos encuentra. Pero luego la refiere a Cristo y al Espíritu Santo. De ahí emana su encíclica más significativa sobre la misión Redemptoris Missio en el XXV aniversario del Decreto conciliar Ad Gentes… Juan Pablo II admite una disminución de misionalidad en las iglesias de antiguo origen cristiano, y una débil concienciación en las iglesias recientemente fundadas, un sectarismo de índole proselitista de muchos bautizados de diversas Confesiones, que perturba tanto a misioneros como a no cristianos, y por ese motivo se convierte él mismo en peregrino del evangelio, proclamando que «La vocación universal a la misión está estrechamente unida a la vocación universal a la santidad” y por eso “Todo fiel está llamado a la mision pero sobre todo a la santidad». ….. Para él «la misión es un problema de fe….una exigencia profunda de la vida de Dios en nosotros», «Padre rico en misericordia». …. “Visitaba parroquias con el mismo anhelo misionero con la misma frecuencia con que visitaba las diócesis de los distintos continentes. ………partiendo de lo simple….una síntesis del camino misionero…. que llegó a rayar en el heroísmo cuando se arrastraba con extremo cansancio de un lugar a otro y balbuceaba sus palabras solo para alentar a los cristianos. …se regocijaba agitando su bastón cuando era correspondido, especialmente entre la juventud, entre los movimientos eclesiales, respuestas que hubiese querido encontrar en todas las Iglesias locales en cuanto tales….porque aspiraba a que la actividad misionera llegase a esto. “Toda la Iglesia y cada Iglesia es enviada a las gentes” (RM 62)
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