Cracovia y Roma: Dos Iglesias hermanas
3 de 10 “capitulos” de la ponencia de Mons. Stanislaw Rylko / Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos
Dejar la Iglesia de Cracovia no fue tarea fácil para Karol Wojtyla. Cada mensaje de despedida de su gente emanaba una carga emotiva extraordinaria. Decía, entre otros, : «Os escribo estas palabras hijos e hijas de la queridísima Polonia, en un momento excepcional e inesperado […] dejo la Iglesia de Cracovia, la catedral episcopal de San Estanislao, para asumir la Cátedra de San Pedro en Roma. En esta circunstancia no puedo menos que pensar en vosotros y dirigirme a vosotros, con quienes he estado tan estrechamente unido durante 20 años de ministerio episcopal y antes en mis tareas pastorales y aquellas de profesor, antes aun durante los difíciles años de ocupación durante la guerra, la experiencia del trabajo físico y en fin toda mi vida desde mi nacimiento. Creedme que al venir a Roma para el conclave no traía otro deseo que un pronto regreso, para estar entre vosotros en la queridísima arquidiócesis de mi Patria […] Todo lo llevo en mi corazón y en cierta manera tengo conmigo toda la amada Iglesia de Cracovia, una parte tan singular de la Iglesia de Cristo en Polonia y parte singular de la historia de nuestra Patria. […]. Todo esta conmigo en la cátedra de Pedro, todo aquello constituye un estrato de mi alma que no puedo abandonar»
Y durante su primer visita como Pontífice a Cracovia pronuncia nuevamente palabras que tocan el corazón para expresar la gratitud que siente hacia aquella ciudad de importancia vital en su vida.«Mi corazón estuvo, y no cesa de estar, unido a vosotros, a esta ciudad, a nuestro patrimonio de esta “Roma polaca”. Aquí en esta tierra, he nacido, aquí en Cracovia, he pasado la mayor parte de mi vida, a partir de 1938 cuando me inscribí en la Universidad Jaguellonica. Aquí he vivido la gracia de la vocación sacerdotal. En la catedral de Wawel he sido consagrado obispo y a partir de enero de 1964 heredado el gran patrimonio de Obispo de Cracovia. Desde los años mas tiernos de mi vida Cracovia ha sido para mi una particular síntesis de todo aquello que es polaco y cristiano, me ha hablado siempre del gran pasado histórico de mi Patria y siempre representado para mi, en modo sublime, el espíritu de su historia.»
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