Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 18 de diciembre de 2007

Nowa Huta – reflexiones de Navidad

En honor a Karol Wojtyla / Juan Pablo II quien un día 17 de diciembre (1944) recibía las dos ordenes que antes del Concilio Vaticano II se conocían como « Ordenes menores »


Reconozco que Nowa Huta, ejerce en mi una fascinación profunda desde hace algunos años, especialmente vivenciada estos días tan cercanos a la Navidad imaginando esas Misas de medianoche a cielo abierto en pleno y crudo invierno polaco. De lejos hasta da cierta nostalgia, hubiese querido estar presente para ser testigo de esa lucha y ese espíritu envidiable. Pero la realidad no fue fácil y la fervorosa lucha larga y dura.

Cuando en 1949 los soviéticos decidieron construir ese “paraíso obrero” en los suburbios de Cracovia, tratando de destruir la milenaria cultura polaca estaban queriendo plantar el modelo ideal de una ciudad sin Dios, por lo tanto sin Iglesia, sin comunidad. Así debía ser Nowa Huta. Los comunistas rechazaron el pedido para la construcción de una iglesia y tras negociaciones infructuosas el obispo auxiliar de Cracovia Karol Wojtyla, tomó la ofensiva celebrando la Misa de Medianoche a cielo abierto en 1959. Nowa Huta fue un ícono, un punto de partida sin retorno, nada sería igual a partir del momento que los comunistas derribaron allí la primera cruz en el lugar donde se pretendía levantar una iglesia. El pueblo de esa ciudad planeada para ser un lugar sin Dios se enfrentó al poder temporal con una fuerza divina, marcada a fuego, un espíritu casi aguerrido, que no menguaría, guiado por un obispo que sostenía que “la libertad le es dada al hombre como una tarea. No solo debe poseerla, sino también conquistarla” Y fue conquistada. La valentía de los pastores polacos, la firmeza del obispo Wojtyla, el coraje del pueblo polaco para infundirle el alma a Nowa Huta fué tenaz, testimonio de la indomable fe de los polacos, que año tras año participaban de la misa al aire libre, hasta que finalmente el 15 de mayo de 1977 el Cardenal de Cracovia consagró la nueva Iglesia Arka Pana (el Arca del Señor) cuya construcción habia comenzado en 1967.

Voy tratando de engarzar y relacionar ese misterio de todo un pueblo y su pastor con el misterio de otro pueblo eslavo, sus sufrimientos y desafíos: el mio propio, el pueblo esloveno y sus pastores. Misterio que nunca terminé de explicarme, encontrando profundas diferencias entre ambos. Diferencias que con el pasar del tiempo y a medida que fuí analizando me fueron respondidas parcialmente.

Sin entrar en comparaciones, pues no son dables, también los eslovenos tuvimos nuestros pastores valientes, sufridos, luchadores. Pero el pueblo, el pueblo era igual? O porque eramos menos fuimos más débiles o fueron débiles o ingenuos nuestros líderes? Fueron simplemente las circunstancias? Historias diferentes? O fue que parte del pueblo desgastado por la guerra cansado, insensible, buscando quien sabe qué, se enfrentó sin sentido, con odio, a la otra parte produciendo tanto dolor? Me dirán si, todas las guerras son iguales! Es verdad pero las revoluciones son diferentes. Y bien lo sabrán los españoles y tantos otros pueblos. Un pueblo que se levanta contra sí mismo está enterrando por anticipado a sus propios muertos. Y conste que no hablo en vano pues mi padre fue condenado a muerte cuando los comunistas ya habían tomado el poder, pena que le fue luego condonada a 10 años de prisión, también en calabozo, y todo por pensar distinto, mejor dicho por darse cuenta que lo que originalmente parecia una liberación habia sido un burdo engaño, una bien plantada artimaña. Y esa parte de la historia la conocemos bien.

Es verdad una ocupación que finalmente no se produjo (en el sur de Polonia), al menos no en la manera temida, no puede compararse con una revolución (como en Eslovenia), o sea una cruel lucha fratricida entre hermanos, alimentada por poderes externos, que sembró muertes y odios y dejó marcas profundas.

Eslovenia, si bien un país pequeño es hoy económicamente prospero, organizado, democrático, con bellezas naturales envidiables, una joyita desde le punto de vista turístico, pero con una base endeble, construido sobre escombros, cenizas, esqueletos y rosarios enterrados que piden justicia a gritos desde la profundidad de la tierra, clamando el reconocimiento de tantas vidas y familias destruidas, y generaciones alteradas, reconocimiento que se va dando de a sorbos. No sólo los civiles también la Iglesia y sus ministros fueron testigo y carne de cañón, ellos los primeros destinatarios del odio.


La Iglesia eslovena y sus pastores han hecho enormes esfuerzos en los últimos años y han logrado reagrupar a su grey acompañados por mucha fuerza joven preparada y activa, pero seguimos necesitando imperiosamente un “perdonamos y pedimos perdón” hacia adentro, que abarque toda la sociedad eslovena de adentro y de afuera, para que también nosotros podamos decir con orgullo que somos parte integrante de aquella Familia humana, comunidad de paz, propuesta por el Santo Padre Benedicto XVI.


Invito visitar: http://nolite-timere.blogspot.com/ - discontinuado, pero los textos siguen accesibles. El nuevo blog es http://fatimanow.blogspot.com/
También : http://arkapana.blog.com/
y el Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz.

5 comentarios:

Benita Pérez-Pardo dijo...

Me encantó la entrada. Preciosa e imprtante historia.

vives en Buenos Aires?

Un saludo desde España

Ludmila Hribar dijo...

Gracias Benita por visitarme. Son palabras que me salieron del alma.
Sí vivo en Buenos Aires desde hace muuuuuuchos años!
Un cordial saludo desde estas latitudes hoy con un sol brillante, un hermoso dia de ya casi verano.

Stella dijo...

Hola! Llegué aquí por el link de Marta!
Qué lindo blog que tenés! Realmente me gusta mucho!!
Vivo en BsAs y soy descendiente de croatas, por lo tanto me llega mucho lo que contás.
Un abrazo grande y te seguiré visitando!!

Ludmila Hribar dijo...

Hola Stella. Gracias por visitarme y tus palabras. Corazón croata, tan vecinos por allá y vecinas por acá.Tambien tu sabes que entre croatas y eslovenos no habia mucho amor? Pero eso a mi no me importa todos somos hermanos y compartiendo un pasado tan comun más aún. Un fuerte abrazo eslavo-porteño. Sabes como es? Aparentemente frio por fuera, pero tremendamente cálido por dentro ;)

Stella dijo...

Lo se, Ljudmila, pero es como vos decís. A la distancia tnemos muchas cosas en común!!
Me gustó el el abrazo eslavo-porteño! ajaja