El 14 de junio de 1987 en el 9° año de su pontificado, el Santo Padre Juan Pablo II finaliza su tercer viaje a Polonia, a esa “tierra polaca…donde vive la nación que es mi nación…..aqui viven los hombres que nacen del mismo tronco histórico del cual me ha sido dado nacer. Oh! tierra polaca, tierra duramente probada, tierra mía, bendita seas” decía este papa polaco enamorado de su tierra.
Escribe George Weigel en Testigo de esperanza que la visita de 1979 fue una peregrinación que encendió la chispa de la revolución polaca, la de 1983 la revivió, y la de 1987 preparaba los tiempos para la victoria identificando las realidades que una Polonia libre enfrentaría en el futuro.
El gobierno le volvía a negar la visita a la ciudad prohibida de Gdansk (ya lo habían hecho en 1983) ante lo cual Juan Pablo II insistió que era condición de su viaje. El contexto pastoral de este viaje de Juan Pablo II era el Congreso Eucarístico Nacional, que clausuraba el 14 de junio antes de su regreso a Roma.
Dentro del marco del Congreso eucarístico ordenó sacerdotes en Lublin; en Tarnow beatificó a Carolina Kozka, una joven campesina asesinada por resistirse a ser violada por un soldado ruso en 1914, y beatificó al obispo Michal Kozal en Varsovia, que en el campo de concentración de Dachau dio testimonio de Cristo con su vida y con su muerte; presencio la renovación de promesas matrimoniales en Szcaecin, el sacramento de la unciòn de los enfermos en Gdansk y la primera comunión de niños en Lodz. No ahorró palabras para hablar de la verdad… “el hombre le debe verdad al mundo….Servid a la verdad…Sirviendo a la verdad servirán también a la libertad. La libertad del hombre y de la nación. Servid a la vida.!” .”El Visla testigo silencioso durante tantas generaciones de vida polaca…”.
A los hombres del mar les dijo “es una realidad importante que el termino solidaridad haya sido “acuñado” aquí frente al mar polaco….por eso también yo la pronuncio hoy porque es una parte esencial del mensaje de Cristo….si solidaridad purifica los esfuerzos…..solidaridad implica otro y si hay una carga entonces esa carga es llevada en conjunto, en comunidad”
El general Jaruzelski se impacientaba….pero ese viaje de junio de 1987 ya presagiaba quien seria el perdedor.
Se encontró también con hombres del mundo de la ciencia en Lublin, con los agricultores en Tarnow, con el mundo del trabajo en Gdansk, y en una fábrica de Lodz con obreras textiles….”la mujer, como enseña la experiencia, es sobre todo el corazón de la comunidad familiar. Ella es la que da la vida, y la primera educadora…. Se sabe, sin embargo, que el organismo humano deja de vivir cuando deja de funcionar el corazón. La analogía es bastante transparente. No puede faltar en la familia la que hace las veces de corazón”
Escribe George Weigel en Testigo de esperanza que la visita de 1979 fue una peregrinación que encendió la chispa de la revolución polaca, la de 1983 la revivió, y la de 1987 preparaba los tiempos para la victoria identificando las realidades que una Polonia libre enfrentaría en el futuro.
El gobierno le volvía a negar la visita a la ciudad prohibida de Gdansk (ya lo habían hecho en 1983) ante lo cual Juan Pablo II insistió que era condición de su viaje. El contexto pastoral de este viaje de Juan Pablo II era el Congreso Eucarístico Nacional, que clausuraba el 14 de junio antes de su regreso a Roma.
Dentro del marco del Congreso eucarístico ordenó sacerdotes en Lublin; en Tarnow beatificó a Carolina Kozka, una joven campesina asesinada por resistirse a ser violada por un soldado ruso en 1914, y beatificó al obispo Michal Kozal en Varsovia, que en el campo de concentración de Dachau dio testimonio de Cristo con su vida y con su muerte; presencio la renovación de promesas matrimoniales en Szcaecin, el sacramento de la unciòn de los enfermos en Gdansk y la primera comunión de niños en Lodz. No ahorró palabras para hablar de la verdad… “el hombre le debe verdad al mundo….Servid a la verdad…Sirviendo a la verdad servirán también a la libertad. La libertad del hombre y de la nación. Servid a la vida.!” .”El Visla testigo silencioso durante tantas generaciones de vida polaca…”.
A los hombres del mar les dijo “es una realidad importante que el termino solidaridad haya sido “acuñado” aquí frente al mar polaco….por eso también yo la pronuncio hoy porque es una parte esencial del mensaje de Cristo….si solidaridad purifica los esfuerzos…..solidaridad implica otro y si hay una carga entonces esa carga es llevada en conjunto, en comunidad”
El general Jaruzelski se impacientaba….pero ese viaje de junio de 1987 ya presagiaba quien seria el perdedor.
Se encontró también con hombres del mundo de la ciencia en Lublin, con los agricultores en Tarnow, con el mundo del trabajo en Gdansk, y en una fábrica de Lodz con obreras textiles….”la mujer, como enseña la experiencia, es sobre todo el corazón de la comunidad familiar. Ella es la que da la vida, y la primera educadora…. Se sabe, sin embargo, que el organismo humano deja de vivir cuando deja de funcionar el corazón. La analogía es bastante transparente. No puede faltar en la familia la que hace las veces de corazón”
El encuentro con los representantes de la cultura y del arte nacional fue en la iglesia de la Santa Cruz en Varsovia y antes de ese ese encuentro, y fuera de programa, casi en un desvio de su viaje no podia faltar su encuentro con los jóvenes en Cracovia.” Sois una nueva generación de polacos de frente al problema de la libertad. Y creo que esta bien. Escribi una vez que la libertad jamás puede ser poseida. Es muy peligroso poseerla. La libertad siempre debe ser conquistada. La libertad es una caracteristica del hombre. Dios lo ha creado libre. Lo ha creado libre y le ha dotado de una voluntad libre …. El hombre ha empleado mal la libertad que Dios le diò, pero Dios lo creo libre y no renuncia a ello. Ha pagado por su don, el mismo, ha pagado por su don.”
Además de otros actos importantes, como recordar la celebración de los 600 años de bautismo de Lituania con una Misa en la catedral de Wawel y la Misa en Jasna Gora, visito las tumbas del cardenal Stefan Wyszynski y la del sacerdote Jerzy Popielusko, y las cruces de Gdansk, que recuerdan las victimas de 1970. Tembièn sostuvo un encuentro con la comunidad judía y con Lech Walesa.
Pero fue en la península de Westerplatte, sobre el mar Bàltico donde sus palabras calaron más hondo en los jóvenes…”aqui en este lugar, en Westerplatte, en septiembre de 1939, un grupo de jovenes polacos, soldados al mando del mayor Henryk Sucharski, resistieron con noble obstinación, empeñandose en una lucha desigual contra el invasor. Una lucha heroica. Que ha quedado en el recuerdo de la nacion como símbolo elocuente. Es necesario que este símbolo continúe hablando, que constituya un desafio para los hombres nuevos y para las generaciones siempre nuevas de polacos. Tambien cada uno de vosotros, jóvenes amigos, encuentra en su vida una “Westerplatte”. Unas obligaciones que debe asumir y cumplir. Una causa justa, por la que se debe combatir.. Un deber, una obligación a la cual uno no debe sustraerse. De la cual no es posible desertar. En fin, hay que mantener y defender un cierto orden de verdades y de valores dentro de si mismo y en su entorno”.. Palabras que tambien cita en “Levantaos! Vamos!”
Y se despidió de su querida tierra polaca citando los cuatro derechos fundamentales del hombre que componen la base de una verdadera paz en la tierra:
el derecho a la verdad
Además de otros actos importantes, como recordar la celebración de los 600 años de bautismo de Lituania con una Misa en la catedral de Wawel y la Misa en Jasna Gora, visito las tumbas del cardenal Stefan Wyszynski y la del sacerdote Jerzy Popielusko, y las cruces de Gdansk, que recuerdan las victimas de 1970. Tembièn sostuvo un encuentro con la comunidad judía y con Lech Walesa.
Pero fue en la península de Westerplatte, sobre el mar Bàltico donde sus palabras calaron más hondo en los jóvenes…”aqui en este lugar, en Westerplatte, en septiembre de 1939, un grupo de jovenes polacos, soldados al mando del mayor Henryk Sucharski, resistieron con noble obstinación, empeñandose en una lucha desigual contra el invasor. Una lucha heroica. Que ha quedado en el recuerdo de la nacion como símbolo elocuente. Es necesario que este símbolo continúe hablando, que constituya un desafio para los hombres nuevos y para las generaciones siempre nuevas de polacos. Tambien cada uno de vosotros, jóvenes amigos, encuentra en su vida una “Westerplatte”. Unas obligaciones que debe asumir y cumplir. Una causa justa, por la que se debe combatir.. Un deber, una obligación a la cual uno no debe sustraerse. De la cual no es posible desertar. En fin, hay que mantener y defender un cierto orden de verdades y de valores dentro de si mismo y en su entorno”.. Palabras que tambien cita en “Levantaos! Vamos!”
Y se despidió de su querida tierra polaca citando los cuatro derechos fundamentales del hombre que componen la base de una verdadera paz en la tierra:
el derecho a la verdad
el derecho a la libertad
el derecho a la justicia
y el derecho al amor.
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