Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 10 de junio de 2008

Juan Pablo II Primer viaje a Polonia - 1979 - 11 Krakow 5

El 10 de junio de 1979, ultimo dia de la peregrinación del Santo Padre Juan Pablo II a su tierra natal, comenzó con una Misa en el prado de Krakow-Blonia. Una multitud jamás vista en la historia de Polonia - entre 2 y 3 millones de personas – participó del acto religioso que también clausuraba el jubileo en honor de San Estanislao, obispo y mártir, patrono de Polonia. Una ceremonia que marcó fuertemente la historia de Polonia por su significado, por el fervor entusiasta con que se realizó y por la importancia de la homilía pronunciada por el Santo Padre.(Osservatore Romano)
Juan Pablo II comenzó su homilía diciendo “todos nosotros, hoy aquí, nos encontramos frente a un gran misterio de la historia del hombre: Cristo, después de su resurrección, se encuentra con los Apóstoles en Galilea y les dirige las palabras que hemos escuchado hace unos momentos …»Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id, pues; enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuando yo os he mandado. Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo«
Estas palabras – decia el Santo Padre – encierran el gran misterio de la historia de la humanidad y de la historia del hombre”.
Luego habló de la auténtica grandeza del hombre “El hombre es, en efecto, un ser racional y libre, es un sujeto consciente y responsable. El puede y debe, con el esfuerzo personal del pensamiento, llegar a la verdad. Puede y debe elegir y decidir…” ; habló de la madurez cristiana, del ejemplo de San Estanislao, de los preparativos para el IX centenario cuando aún era metropolitano de Krakow. Los instó a ser fuertes en la fe, esperanza y caridad, con la fuerza del Espíritu Santo. …
Repito pues – decía – siguiendo al mismo Cristo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,22)
Repito siguiendo al Apóstol: »No apaguéis el Espíritu« (1 Ts 5,19)
«No entristezcais al Espíritu Santo:» (Ef 4,30)


Antes de terminar pedia “permitid que antes de dejaros dirija todavía una mirada sobre Krakow, esta Krakow de la cual cada una de las piedras y ladrillos me son queridos….Y que mire también desde aquí a Polonia
Por eso os ruego:
-que no perdáis jamás la confianza, que no os dejéis abatir, que no os desaniméis;
- que no cortéis pro vuestra cuenta las raíces de nuestros orígenes.
Os ruego:
- que tengáis confianza, a pesar de vuestra debilidad; que busquéis siempre la fuerza espiritual de Aquel en quien tantas generaciones de nuestros padres y de nuestras madres la han encontrado.

- No os separéis jamás de El.
- No perdáis jamás la libertad de espíritu, con la que El hace libre al hombre.
- No despreciéis jamás la caridad, que s la cosa más grande, que se ha manifestado a través d ela cruz, y sin la cual la vida humana no tiene raíz ni sentido
.

Os pido todo esto:
- en recuerdo y por la poderosa intercesión de la Madre de Dios de Jasna Gora y de todos sus santuarios en tierra polaca;
- en recuerdo de San Wojciech, que sufrió la muerte por Cristo cerca del mar Baltico;
- en recuerdo de San Estanislao, muerto por la espada del rey en Skalka.

Os pido todo esto.

Antes de partir de Polonia tuvo un breve encuentro con la prensa internacional que había cubierto su viaje apostólico. Dice George Weigel en Testigo de Esperanza que al final de las palabras formales su voz temblaba y debió esconder sus lágrimas. “Confío, confío, de veras confío volver a encontrarme con ustedes en este país, confío…”.
En viaje hacia el aeropuerto lo despedían multitudes a ambos costados del camino. En el aeropuerto, dice Weigel, el presidente Jablonski trató de excusarse diciendo que una visión no critica del pasado de Polonia no serviría para una Polonia moderna, sin hacer ninguna referencia específica a lo dicho por Juan Pablo II, palabras evidentemente destinadas a sus jefes en Moscú. Juan Pablo II, en cambio, le respondió que haber aceptado su visita habia sido un acto de coraje de su parte. Cuando el Primado Wyszynski se dirigio a Juan Pablo II diciéndole “Usted ha fortalecido nuestros corazones con vuestra fe tan viva…” el Papa allí de pie ya sobre la pista secaba sus lágrimas. Después de “haber besado la tierra de la cual mi corazón jamás podrá separarse” abordó el vuelo de Aerolíneas polacas para su regreso a Roma.
"Adios Krakow…. Le deseo una nueva juventud"

Dice Weigel que 13 millones de polacos vieron al Papa, mas de un tercio de la población lo habria visto en persona. Casi todo el resto lo había visto por televisión o escuchado por la radio. En nueve días el país había vivido, según Bogdan Szajkowski un terremoto psicológico, ocasión para una catarsis política masiva. Juan Pablo II había expresado lo que la gente habia creído durante décadas sin atreverse a decirlo, había dicho cosas que ellos hubiesen querido decir. Hasta la forma en que lo había dicho era diferente porque lo habia hecho en un idioma polaco expresivo, bello, tan diferente de la lengua oficial petrificada de la Polonia comunista. La gente comenzó a sentir y a actuar de una manera diferente sin siquiera darse cuenta qué les habia ocurrido. Fue el comienzo de todo lo que pasó después. Polonia y la Europa comunista comenzaban a despertarse, la revolución del espíritu se ponía en marcha.

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