Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 29 de octubre de 2013

Sor Faustina Secretaria y Apóstol de la Divina Misericordia (4 de 11)


Misión
Como miembro de la Congregación  Sor Faustina vive su carisma, cuidando de las niñas en las Casas de la Misericordia, rezando y sacrificándose por ellas, preocupada todos los días por sus alumnas pupilas con las que trabajó en la cocina y en el jardín. Sin embargo, le fue concedido un don especial – no solamente el don de su consagración personal, sino también un don que contenía una misión continuada incluso después de su muerte. La raíz de la misión de Sor Faustina fue anunciar de nuevo al mundo la verdad del amor misericordioso de Dios hacia el pecador – la verdad conocida ya en la historia de la revelación y la salvación. Juan Pablo II lee este mensaje como una nueva luz para vivir el Evangelio: “No es un mensaje nuevo, pero se puede considerar un don de iluminación especial que nos perite vivir más profundamente el Evangelio de la Pascua, para llevarla como un rayo de luz  a la gente de nuestros tiempos”. Algunas  notas del Diario permiten especificar esta misericordia de Jesús como sinónimo de amor, bondad y piedad. También se concretiza como insondable, o bien infinita, incomprensible, inagotable, inescrutable, inefable, inmensurable. En la mayoría de las notas, es la misericordia de Jesús o de Su Corazón, aunque esporádicamente, la misericordia de Dios el Padre o Dios Uno y Trino. La polémica considerable, sobre la determinación adecuada y teológicamente correcta de la devoción, se cierra en la Encíclica Dives in misericordia que, en lugar de la fórmula preferida, considerada la más correcta desde el punto de vista teológico, del Oficio religioso del Jesús Misericordioso, el Salvador, introducía la definición original, conforme con el Diario, la Devoción de la Divina Misericordia.
La especificación del mensaje de Sor Faustina consiste en combinar el culto a la Divina Misericordia con el culto a Jesús Misericordioso, teniendo en cuenta, de esta manera, la misericordia humana de Cristo. Esta unión revela, por lo tanto, la verdad sobre Cristo que no sólo es el destinatario del culto de la Iglesia, son también su sujeto, quien como Cabeza, junto con el Cuerpo Místico, adora al Padre. Múltiples revelaciones de Jesús, registradas en el Diario, ofrecen, de algún modo, el acceso a la vida interior, deseos y la voluntad del Salvador, conmoviendo el corazón y el espíritu del lector. De esta manera, la verdad sobre la Divina Misericordia se enriquece desde el punto de vista teológico, y a consecuencia, es más fructífera.
El primer elemento fundamental del mensaje de Sor Faustina es la necesidad de que el pecador reconozca y acepte la misericordia de Dios que se manifiesta en una actitud de confianza y entrega a Dios. Sor Faustina como la primera beneficiaria de este mensaje es llamada: Penetra en Mis secretos y conocerás el abismo de Mi misericordia para con las criaturas y Mi bondad insondable, y harás conocer ésta al mundo. (Diario 438) por otro lado, como la primera destinataria que responde de forma generosa y amable, rogando por los pecadores: Oh Jesús recuerda Tu amarga Pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan Preciosa, Santísima Sangre Tuya. (Diario 72). Este llamamiento insistente a la misericordia de los pecadores, incluso “mendigando” por la misericordia para ellos (ejemplo: Diario 23, 72,365), es el cumplimiento de una súplica del mismo Salvador (Diario 186, 1572) – súplica más insistente, por tomar incluso forma de queja y lamento (Diario 580). El mensaje de Sor Faustina, junto con las llamadas urgentes para la consideración y aprender de la Divina Misericordia, lleva también una llamada de predicarlo y alabarlo. Pertenecen íntegramente a la misión de la misericordia, y su solemnidad se ve confirmada por las promesas asociadas: partiendo de la eficacia maravillosa de la predicación hasta la gracia de una buena muerte (Diario, 378, 379), 1074, 1448, 1540, 1521).  La misma Sor Faustina, a pesar de las restricciones de los muros del convento, es incitada a “hablarle al mundo” sobre la Misericordia de Jesús el Salvador (Diario 580, 848, 1074, 1142, 1190)  Cumple con este llamamiento, anotando en su Diario las verdades reveladas por Jesús y sus propias experiencias de la misericordia (Diario, 1273), implorando la misericordia (Diario, 57, 1160), y en el futuro, inspirando varios movimientos apostólicos, orientados a la predicación e imploración de la misericordia para el mundo, marcando la formación espiritual de Sus seguidores. Finalmente, el tercer elemento de la devoción es practicar la misericordia hacia el prójimo (Diario 742), lo que es una consecuencia natural de sacar provecho personal de la Divina Misericordia y también, la condición de celebrar de forma fructífera la Misericordia y rendición de culto mediante la imagen. Hay que subrayar que concuerdan con la bendición evangélica de los misericordiosos (Mt, 5,7)


(de la ponencia del Arzobispo Władysław Ziółek (Lødz, Polonia) en el II Congreso Mundial de la Divina Misericordia, celebrado en Cracovia en octubre de 2011) 

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