“En un clima sereno, de oración y de intensa conmoción, Chiara Lubich ha concluido a 88 años su viaje terreno hoy, 14 de marzo de 2008, a las 2, en su residencia de Rocca di Papa, Roma”
Chiara nació en Trento, Italia el 22 de enero de 1920, el mismo año que Karol Wojtyla. Su nombre de bautismo era Silvia, pero adoptó el nombre de Chiara fascinada desde joven por Santa Clara de Asís. Fue en Loreto donde descubrió cual seria su verdadera vocación dentro de la Iglesia y creó el Movimiento de los Focolares. En 1964 fue recibida por el Santo Padre Pablo VI y fueron frecuentes sus visitas a Juan Pablo II, quien en 1984 visitó el Centro Internacional de Rocca de Papa.
Chiara participó en varios Sínodos de Obispos y fué nominada Consultora del Consejo Pontificio para los Laicos en 1985.
Chiara participó en varios Sínodos de Obispos y fué nominada Consultora del Consejo Pontificio para los Laicos en 1985.
Cito la palabras de Chiara Lubich a la muerte de Juan Pablo II, según informa la Agencia FIDES: “¡Verdaderamente nos ha dejado un gran Papa, un gran santo! Cómo desearía que volvieran los tiempos en que la santidad era proclamada por aclamación popular. ¡Los jóvenes estarían en primera fila! Su santidad; también yo puedo dar testimonio en persona. A menudo, después de una audiencia con él, me quedaba la impresión de que el cielo se abría. Me encontraba como directamente en contacto con Dios, en una densísima unión con Él, sin intermediarios. Y es que el Papa es mediador, pero cuando te ha unido con Dios, desaparece. Me ha parecido comprender más profundamente cuál es el carisma propio del Papa. La llave para abrir el cielo no les sirve solo para perdonar nuestros pecados, sino también para abrirnos al Cielo abriéndonos a la unión con Dios”. (P.L.R.) (Agencia Fides, 3/4/2005, líneas: 13, palabras: 148).
En la Encíclica Redemptoris Missio, sobre la permanente Validez del Mandato Misionero, Juan Pablo II expresaba que “Los sectores de presencia y de acción misionera de los laicos son muy amplios. « El campo propio ... es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía ... » a nivel local, nacional e internacional. Dentro de la Iglesia se presentan diversos tipos de servicios, funciones, ministerios y formas de animación de la vida cristiana. Recuerdo, como novedad surgida recientemente en no pocas Iglesias, el gran desarrollo de los « Movimientos eclesiales », dotados de dinamismo misionero. Cuando se integran con humildad en la vida de las Iglesias locales y son acogidos cordialmente por Obispos y sacerdotes en las estructuras diocesanas y parroquiales, los Movimientos representan un verdadero don de Dios para la nueva evangelización y para la actividad misionera propiamente dicha. Por tanto, recomiendo difundirlos y valerse de ellos para dar nuevo vigor, sobre todo entre los jóvenes, a la vida cristiana y a la evangelización, con una visión pluralista de los modos de asociarse y de expresarse”
En la Encíclica Redemptoris Missio, sobre la permanente Validez del Mandato Misionero, Juan Pablo II expresaba que “Los sectores de presencia y de acción misionera de los laicos son muy amplios. « El campo propio ... es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía ... » a nivel local, nacional e internacional. Dentro de la Iglesia se presentan diversos tipos de servicios, funciones, ministerios y formas de animación de la vida cristiana. Recuerdo, como novedad surgida recientemente en no pocas Iglesias, el gran desarrollo de los « Movimientos eclesiales », dotados de dinamismo misionero. Cuando se integran con humildad en la vida de las Iglesias locales y son acogidos cordialmente por Obispos y sacerdotes en las estructuras diocesanas y parroquiales, los Movimientos representan un verdadero don de Dios para la nueva evangelización y para la actividad misionera propiamente dicha. Por tanto, recomiendo difundirlos y valerse de ellos para dar nuevo vigor, sobre todo entre los jóvenes, a la vida cristiana y a la evangelización, con una visión pluralista de los modos de asociarse y de expresarse”
El Movimiento de los Focolares abierto al ecumenismo y al dialogo interreligioso es uno de esos movimientos. Cuando hace muchos años atrás visité Rocca di Papa invitada por una amiga, me ví inundada y casi molesta por la algarabía de tanta gente joven y bulliciosa, pero entonces no habia comprendido aun que lo que expresaban era gozo, esa gran alegría de sentirse amados por Dios, y que lo que buscaban era compartir esa enorme y rica carga espiritual.
Acompaño a todos mis amigos focolares en este dia triste y a la vez gozoso en que Chiara ha partido para festejar la Pascua verdadera. Ahora ella, que ha creído en el Amor, sabra interceder ante el Señor para que nunca se apague en su comunidad la llama que ella encendiera para que "que todos sean uno, Padre, como tú y yo" como habia leído en el refugio antiáereo en Trento, aquel lejano dia de 1944 .
No hay comentarios:
Publicar un comentario