El 2 de marzo de 1983 Juan Pablo II llegaba nuevamente al continente americano, esta vez besaba suelo costarricense. Según comentaron entonces los medios una multitud nunca antes vista recibió a Su Santidad en esta primer visita papal a Costa Rica. Hoy la Iglesia de Costa Rica celebra los 25 años de su llegada.
Juan Pablo Carranza recuerda que “Su presencia aplacó un poco la angustia por la guerra que asolaba al istmo”
Era la primera etapa del viaje a América Central. Venía – como dijo en su mensaje de bienvenida - a “avivar la luz de la fe en pueblos que ya creen en Jesucristo; para que esa fe ilumine e inspire cada vez más eficazmente su vida individual y comunitaria”.
Pero ese viaje apostólico cubría, a su vez otros motivos - como lo expresara en ese mismo mensaje - el clamor desgarrado que se eleva desde estas tierras y que invoca la paz, el final de la guerra y de las muertes violentas; que implora reconciliación, desterrando las divisiones y el odio; que anhela una justicia, larga y hasta hoy inútilmente esperada; que quiere ser llamada a una mayor dignidad, sin renunciar a sus esencias religiosas cristianas”. A ese clamor dolorido quería dar voz su visita.
Venia a compartir el dolor de los pueblos, a tratar de comprender mas de cerca para dejar una palabra de aliento y esperanza…para sugerir que se acepte la voz de Cristo que nos urge a respetar y amar a cada hombre como hermano nuestro; si sabemos renunciar a prácticas de ciego egoísmo, si aprendemos a ser más solidarios, si se aplican con rigor las normas de justicia social que proclama la Iglesia, si se abre paso en los responsables de los pueblos a un creciente sentido de justicia distributiva de las cargas y deberes entre los diversos sectores de la sociedad; y si cada pueblo pudiera afrontar sus problemas, en un clima de diálogo sincero, sin interferencias ajenas.
Ese mismo dia, su primer dia en Costa Rica, dirigió un discurso al Secretariado Episcopal de America Central (SEDAC)
Su viaje oficial comenzaria al dia siguiente 3 de marzo de 1983.
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