Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 5 de marzo de 2008

Juan Pablo II y Panamá - 25 años - 1983-2008


Al igual que en Nicaragua también en Panamá la permanencia de Juan Pablo II fue muy breve. En Panamá estuvo tan solo 11 horas. A las 9.23 del dia 5 de marzo de 1983 bajaba del avion en el Aeropuerto internacional de Tocumén para cumplir de inmediato su acostumbrado saludo de respeto a los panameños besando su terruño, momento que habia “esperado con gran ilusion” como dijera en su discurso de bienvenida.


La celebración de la Eucaristía con las familias cristianas dejó una profunda huella en el corazón de la Iglesia y la familia panameña. A los esposos y esposas invitó a renovar en la Eucaristía que se estaba celebrando la promesa de fidelidad mutua, a asumir “como servicio específico en la Iglesia la educación integral de sus hijos y a colaborar con los obispos y sacerdotes en la evangelización de la familia”. A todos invitó recordar siempre “que el cristiano auténtico, aun a riesgo de convertirse en “signo de contradicción”, ha de saber elegir bien las opciones prácticas que están de acuerdo con su fe”

Conmemorando ese encuentro con las familias la Comisión Nacional de Pastoral Matrimonio, la Familia y la Vida realizó una Jornada de Reflexión con el tema de fondo “El Plan de Dios sobre el Matrimonio, la Familia y la Vida” a cargo del P. René Cesar Catón, iniciada el 2 de marzo pasado en la diócesis de Colón y a concluir el 8 de marzo próximo en la Diócesis de David.

En su discurso a los campesinos de Panamá y de toda América Central, Belice y Haití les invito a reflexionar sobre su dignidad como hombres y como trabajadores del campo… cuyo valor la Iglesia comprende y reconoce. A los gobernantes y politicos invitó a transformaciones audaces, profundamente innovadoras. Hay que emprender, sin esperar más, - dijo - reformas urgentes” (Populorum Progressio, 32). Para paliar la situación de tantos hombres de campo que viven en condiciones trágicas. Pero también llamó la atención de los campesinos que “en la búsqueda de una mejor justicia y elevación vuestra, no podéis dejaros arrastrar por la tentación de la violencia, de la guerrilla armada o de la lucha egoísta de clases; porque éste no es el camino de Jesucristo, ni de la Iglesia ni de vuestra fe cristiana”

"El pan que el campesino saca de las entrañas de la tierra es el pan que alimenta a la humanidad. Y es el pan de la Eucaristía que la Iglesia consagra diariamente y da de comer a todos los hijos que lo quieren compartir como hermanos en la misma fe" les dijo a todos los allí congregados.

Les prometió que “ la Iglesia no os abandonará. Vuestra dignidad humana y cristiana es sagrada para ella y para el Papa. Ella seguirá reclamando la supresión de las injustas desigualdades, de los abusos autoritarios. Seguirá apoyando y colaborando en las iniciativas y programas orientados a vuestra promoción y desarrollo” y se despidió invocando la advocación de la Virgen Maria, Madre amorosa.

Invito visitar los siguientes comentarios y testimonios:
Néstor Jaén, S.J.
I. Roberto Eisenmann, Jr.
Dr. Gustavo García de Paredes

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