En la Santa Misa en Managua les habló de unidad “todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (cf. Gal 3, 28)…. de la unidad de la Iglesia, del Pueblo de Dios, del rebaño del único Pastor”…agregando “ La triste herencia de la división entre los hombres, provocada por el pecado de soberbia (cf. Gen 4, 4. 9), perdura a lo largo de los siglos. Las consecuencias son las guerras, opresiones, persecuciones de unos por otros, odios, conflictos de toda clase” .
“Sí, mis queridos hermanos centroamericanos y nicaragüenses” les dijo “cuando el cristiano, sea cual fuere su condición, prefiere cualquier otra doctrina o ideología a la enseñanza de los Apóstoles y de la Iglesia; cuando se hace de esas doctrinas el criterio de nuestra vocación; cuando se intenta reinterpretar según sus categorías la catequesis, la enseñanza religiosa, la predicación; cuando se instalan “magisterios paralelos”, como dije en mi alocución inaugural de la Conferencia de Puebla (Eiusdem Allocutio ad Episcopos in urbe “Puebla” aperiens III Coetum Generalem Episcoporum Americae Latinae habita, 28 de enero de 1979: Insegnamenti di Giovanni Paolo II, II [1979] 188 ss.), entonces se debilita la unidad de la Iglesia, se le hace más difícil el ejercicio de su misión de ser “sacramento de unidad” para todos los hombres.
Agradeciendo la cortesía de la acogida y haciendo una llamada al pueblo nicaraguense a “avanzar por el camino de la justicia y solidaridad, sin perder la propia identidad cristiana e histórica...” se despedía para besar al dia siguiente la tierra panameña.
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