Conmemorando los 25 años de la visita de Juan Pablo II a Costa Rica, el Arzobispo Hugo Barrantes presidió ayer 2 de marzo 2008 la misa que dio inicio a la actividad conmemorativa por la visita del Santo Padre que habia traido “un mensaje de esperanza” a la convulsionada Centroamérica hace 25 años entre el 2 y el 10 de marzo de 1983.
Terminada la Misa fueron colocados tributos florales ante la escultura del Papa que Jorge Jiménez Heredia, artista costarricense radicado en Italia dejó plasmada para la historia y fuera inaugurada el 30 de Septiembre de 2006 alli mismo en en la Catedral Metropolitana de San José.
Las actividades principales en Costa Rica se realizaron el dia 3 de marzo de 1983, único dia completo de su estadia en tierra costarricense. Ese día visitó a los enfermos, luego oficio la Santa Misa en el parque metropolitano de la Sabana, seguido por un encuentro con las religiosas y con los jóvenes, para dirigirse luego a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Al dia siguiente 4 de marzo partiría hacia Nicaragua para estar ya el 5 de marzo en Panama y despedirse de Costa Rica el 6 de marzo. De alli partiría hacia El Salvador, Guatemala y Honduras, Belice y Haití.
En el hospital Nacional de Niños saludo a los enfermos y transmitió sus saludos a los niños con “un cariñoso abrazo, en el que incluyó también a todos los niños que sufren en sus hogares o en otros centros hospitalarios” y a todos los enfermos adultos que, en vuestras casas o en otros centros sanitarios, padecéis el peso de la enfermedad”
Venia a ver a los costarricenses como “el hermano mayor a sus hermanos; como el padre en la fe a sus hijos; como el Sucesor de Pedro a la grey a él confiada; como el peregrino apostólico a aquellos “a quienes es deudor” (cf. Rm 1, 14) de su palabra y de su afecto” recordandoles que todos somos responsables de la Iglesia, invitandoles a amarla siempre y a ser fieles a la palabra de Dios, a la misión que Cristo le confió, a su vocación de ser “como sacramento; es decir, signo e instrumento de la intima unión con Dios y de la unidad del género humano” (cf. Lumen Gentium, 1), a amarla como a nuestra Madre; como amamos a María Santísima, a la que vosotros llamáis con el cariñoso nombre de “la Negrita de los Ángeles” en su santuario de Cartago”
A las religiosos les manifestó su “más profundo aprecio por vuestro estado y actividad” y les animó a “continuar sin vacilaciones, con gozo y optimismo, en vuestra fidelidad al Señor”. A los sacerdotes les hablaria específicamente desde El Salvador y a los religiosos desde Guatemala.
En el marco de su visita a los países de América Central, aceptó gustosamente el encuentro con la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, responsable de interpretar la Convención Americana de los Derechos Humanos que entró en vigor el año 1978 , y alentó y dio su apoyo a su noble misión.
Al hablarle a los jóvenes y de su fe en Cristo, pronunció esas palabras que dieron la vuelta al mundo grabadas en la memoria de miles de jóvenes. Su famoso Vale la pena….que estoy incluyendo en una nueva entrada.
Las actividades principales en Costa Rica se realizaron el dia 3 de marzo de 1983, único dia completo de su estadia en tierra costarricense. Ese día visitó a los enfermos, luego oficio la Santa Misa en el parque metropolitano de la Sabana, seguido por un encuentro con las religiosas y con los jóvenes, para dirigirse luego a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Al dia siguiente 4 de marzo partiría hacia Nicaragua para estar ya el 5 de marzo en Panama y despedirse de Costa Rica el 6 de marzo. De alli partiría hacia El Salvador, Guatemala y Honduras, Belice y Haití.
En el hospital Nacional de Niños saludo a los enfermos y transmitió sus saludos a los niños con “un cariñoso abrazo, en el que incluyó también a todos los niños que sufren en sus hogares o en otros centros hospitalarios” y a todos los enfermos adultos que, en vuestras casas o en otros centros sanitarios, padecéis el peso de la enfermedad”
Venia a ver a los costarricenses como “el hermano mayor a sus hermanos; como el padre en la fe a sus hijos; como el Sucesor de Pedro a la grey a él confiada; como el peregrino apostólico a aquellos “a quienes es deudor” (cf. Rm 1, 14) de su palabra y de su afecto” recordandoles que todos somos responsables de la Iglesia, invitandoles a amarla siempre y a ser fieles a la palabra de Dios, a la misión que Cristo le confió, a su vocación de ser “como sacramento; es decir, signo e instrumento de la intima unión con Dios y de la unidad del género humano” (cf. Lumen Gentium, 1), a amarla como a nuestra Madre; como amamos a María Santísima, a la que vosotros llamáis con el cariñoso nombre de “la Negrita de los Ángeles” en su santuario de Cartago”
A las religiosos les manifestó su “más profundo aprecio por vuestro estado y actividad” y les animó a “continuar sin vacilaciones, con gozo y optimismo, en vuestra fidelidad al Señor”. A los sacerdotes les hablaria específicamente desde El Salvador y a los religiosos desde Guatemala.
En el marco de su visita a los países de América Central, aceptó gustosamente el encuentro con la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, responsable de interpretar la Convención Americana de los Derechos Humanos que entró en vigor el año 1978 , y alentó y dio su apoyo a su noble misión.
Al hablarle a los jóvenes y de su fe en Cristo, pronunció esas palabras que dieron la vuelta al mundo grabadas en la memoria de miles de jóvenes. Su famoso Vale la pena….que estoy incluyendo en una nueva entrada.
Invito visitar: Galeria de fotos visita Juan Pablo II a Costa Rica
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