fotografia de Frate Francesco

El 29 de noviembre dd 1979 el Santo Padre Juan Pablo II da a conocer la bula Inter Sanctos
proclamando a San Francisco de Asís, patrono de la ecología.
“Entre los santos y los hombres ilustres que han tenido un singular culto por la naturaleza, como magnífico don hecho por Dios a la humanidad, se incluye justamente a San Francisco de Asís. El, en efecto, tuvo en gran aprecio todas las obras del Creador y, con inspiración casi sobrenatural, compuso aquel bellísimo "Cántico de las Criaturas", a través de las cuales, especialmente del hermano sol, la hermana luna y las estrellas, rindió al omnipotente y buen Señor la debida alabanza, gloria, honor y toda bendición.
Por eso, con loabilísima iniciativa, nuestro hermano, el cardenal Silvio Oddi, Prefecto de la Sagrada Congregación para el Clero, en nombre especialmente de los miembros de la Sociedad internacional Planning environmental and ecologycal Institute for quality life, ha expuesto a esta Sede Apostólica el deseo de que San Francisco de Asís sea proclamado celeste Patrono de los cultivadores de la ecología.
Por tanto Nos, conocido el parecer de la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino, por medio de estas nuestras Letras y a perpetuidad, proclamamos a San Francisco de Asís, celestial Patrono de los cultivadores de la ecología, con todos los honores y privilegios litúrgicos inherentes. No obstante cualquier norma en contrario. Así lo disponemos, ordenando que las presentes Letras sean religiosamente conservadas y logren, en el presente y en el futuro, su pleno efecto.
Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el día 29 de noviembre del año del Señor 1979, II de nuestro pontificado”
Por eso, con loabilísima iniciativa, nuestro hermano, el cardenal Silvio Oddi, Prefecto de la Sagrada Congregación para el Clero, en nombre especialmente de los miembros de la Sociedad internacional Planning environmental and ecologycal Institute for quality life, ha expuesto a esta Sede Apostólica el deseo de que San Francisco de Asís sea proclamado celeste Patrono de los cultivadores de la ecología.
Por tanto Nos, conocido el parecer de la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino, por medio de estas nuestras Letras y a perpetuidad, proclamamos a San Francisco de Asís, celestial Patrono de los cultivadores de la ecología, con todos los honores y privilegios litúrgicos inherentes. No obstante cualquier norma en contrario. Así lo disponemos, ordenando que las presentes Letras sean religiosamente conservadas y logren, en el presente y en el futuro, su pleno efecto.
Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el día 29 de noviembre del año del Señor 1979, II de nuestro pontificado”
 

 




 Esta fiesta, situada al final del año litúrgico, nos presenta a Jesús, Verbo eterno del Padre, como principio y fin de toda la creación, como Redentor del hombre y Señor de la historia.
Esta fiesta, situada al final del año litúrgico, nos presenta a Jesús, Verbo eterno del Padre, como principio y fin de toda la creación, como Redentor del hombre y Señor de la historia. 




 
 













 
 
 

 "Veni, Creator Spiritus!"
“Me veo así, en aquella capilla durante el canto del Veni, Creator Spiritus y de las Letanías de los Santos, mientras, extendido en forma de Cruz en el suelo, esperaba el momento de la imposición de las manos. ¡Un momento emocionante!
Después he tenido ocasión de presidir como Obispo y como Papa este rito.
Hay algo de impresionante en la postración de los ordenandos: es el símbolo de su total sumisión ante la majestad de Dios y a la vez de su total disponibilidad a la acción del Espíritu Santo, que desciende sobre ellos como artífice de su consagración.
"Veni, Creator Spiritus!"
“Me veo así, en aquella capilla durante el canto del Veni, Creator Spiritus y de las Letanías de los Santos, mientras, extendido en forma de Cruz en el suelo, esperaba el momento de la imposición de las manos. ¡Un momento emocionante!
Después he tenido ocasión de presidir como Obispo y como Papa este rito.
Hay algo de impresionante en la postración de los ordenandos: es el símbolo de su total sumisión ante la majestad de Dios y a la vez de su total disponibilidad a la acción del Espíritu Santo, que desciende sobre ellos como artífice de su consagración. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
