Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

jueves, 19 de abril de 2012

Los abriles del Santo Padre Benedicto XVI




Joseph Aloisius Ratzinger nació el 16 de abril de 1927, un Sábado Santo, en Marktl am Inn, diócesis de Passau, Alemania, en una familia modesta, y fue bautizado ese mismo día a la vigilia de la Pascua. 

El pasado lunes 16 de abril el Papa Ratzinger cumplia 85 años, pero  como - según su secretario - no es amigo de grandes celebraciones,   fue un lunes como cualquier otro, un día de trabajo. Sin embargo el Papa no pudo “escapar” a  la “ nutrida delegación que llegó desde su Baviera natal, dirigida por el presidente del Land alemán, Horts Seehofer, y por su sucesor como obispo de Múnich, el cardenal Reinhard Marx.”   Seguramente la habrá disfrutado, tanto como disfrutaba Juan Pablo II las visitas de sus compatriotas polacos.

  Un 19 de abril  ( 2005)  tres días después del  78° cumpleaños del entonces Cardenal Joseph Ratzinger, los cardenales reunidos en cónclave en la Capilla Sixtina eligieron al hasta entonces prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe,   cabeza de la Iglesia católica quien eligió el nombre de Benedicto.    Habían elegido a un teólogo, profundo pensador, y a su vez a un hombre  “ amable y sereno, capaz de crear amistad y cordialidad, incluso durante encuentros de trabajo, nunca «rutinarios ni rígidos, sino envueltos en un clima de fraternidad y también de fantasía»…. alejado de clamores y de reflectores mediáticos"  dice de él el cardenal Tarcisio Bertone – según  Osservatore Romano en «Il Messaggero».  

El 20 de abril de 2005,  día siguiente de su elección,  en su primer Mensaje al final de la concelebración eucarística con los cardenales electores en la Capilla Sixtina   decía el Santo Padre Benedicto XVI:
 “Contra todas mis previsiones, la divina Providencia, a través del voto de los venerados padres cardenales, me ha llamado a suceder a este gran Papa (refiriéndose a Juan Pablo II)   y se disponía   “a iniciar este ministerio peculiar, el ministerio "petrino" al servicio de la Iglesia universal, abandonándome humildemente en las manos de la Providencia de Dios. Ante todo, renuevo a Cristo mi adhesión total y confiada:  "In Te, Domine, speravi; non confundar in aeternum!"”

EL domingo 24 de abril del 2005 Benedicto XVI, Obispo de Roma,  iniciaba  oficialmente su ministerio petrino, inolvidable vivencia que me fue dado el don de poder presenciar personalmente. Entonces escribí mis primeras impresiones de  un viaje absolutamente inolvidable en una pagina web que sigue estando allí gracias a oocities, que invito visitar.  (está un poco desarreglada porque no tengo acceso) 
 Entre otros decía en mi comentario:
Durante su homilía  el Santo Padre Benedicto XVI en su mix de sencillo y profundo fue muy aplaudido, sobre todo cuando se dirigió a los jóvenes, a distintas etapas de evangelización, al demostrar su profundo cariño, admiración y respeto por JP II ("la Iglesia está viva y es joven" refiriéndose a los días de la enfermedad de JP II y los funerales). Pero también cuando habló de la misión del pastor y de los signos: el palio y el anillo del pescador identificándose con los apóstoles. Me gustaron en especial algunas expresiones y citas: la de los "desiertos exteriores e interiores". "Los desiertos exteriores se multiplican en el mundo, porque se han extendido los desiertos interiores" "Los hombres vivimos alienados, en las aguas saladas del sufrimiento y de la muerte: en un mar de oscuridad, sin luz. La red del Evangelio nos rescata de las aguas.... y nos lleva al resplandor de la luz de Dios". Y "Tengo, además otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor" (Jn 10,16) "Y aunque eran tantos, la red no se rompió" (Jn 21,11). agregando "Señor......"no permitas que se rompa tu red y ayúdanos a ser servidores de la unidad" . La riqueza de su "no programa" de gobierno "no hacer mi voluntad, no seguir mis propias ideas, sino ponerme, junto con toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y de la voluntad del Señor y dejarme conducir por él, de tal modo que sea él mismo quien conduzca a la Iglesia en esta hora de nuestra historia". Su saludo final fue obviamente dirigido a los jóvenes recordando palabras muy queridas "No tengáis miedo de Cristo, El no quita nada, y lo da todo..... Si, abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida. Amén" 

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