Sábado
(Como decía en la Introducción esta es la
Novena completa que rezamos en mi parroquia; quien lo desee puede saltear el
texto y rezar solamente la Coronilla de la Divina Misericordia)
Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas
en el abismo de mi misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente
hieren mi Corazón. A causa de las almas tibias, mi alma experimentó la más
intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: “Padre,
aleja de mi este cáliz, si es tu voluntad”. Para ellas la última tabla de salvación
consiste en recurrir a mi misericordia.
Jesús misericordiosísimo, que eres la compasión
misma, te traigo a las almas tibias a la morada de tu piadosísimo Corazón. Que
estas almas heladas que se parecen a cadáveres y te llenan de gran repugnancia
se calienten con el fuego de tu amor puro. Oh Jesús compasivísimo, ejercita la omnipotencia
de tu misericordia y atráelas al mismo ardor de tu amor y concédeles el amor
santo, porque tú lo puedes todo.
Padre eterno, mira con misericordia a las
almas tibias, que, sin embargo, están encerradas en el piadosísimo Corazón de Jesús.
Padre de la misericordia, te suplico por la amarga pasión de tu Hijo y y por su
agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el
abismo de tu misericordia. Amén.
Luego se reza la
Coronilla a la Divina Misericordia
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