Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

domingo, 29 de abril de 2012

Juan Pablo II y la Argentina 1987 (26) testimonios



Como último capítulo de los viajesdel Beato Juan Pablo II a la Argentina (1982 y 1987)    y creo que oportuno pues se acerca el primer aniversario de su beatificación,   incluyo algunos testimonios que en su momento fueron publicados en el diario La Nación. Todos los autores me concedieron su permiso para volver a publicarlos en este blog. Muchas gracias nuevamente a todos ellos.

Pbro. Hernán Quijano Guesalaga
"Permítanme compartir esta fotografía que tuve oportunidad de tomar muy cerca del Papa Juan Pablo II cuando visitó la ciudad de Paraná en abril de 1987. Como sacerdote me tocó ayudar en la preparación del encuentro del Santo Padre con una multitud de alrededor de 100.000 personas en el aeropuerto de Paraná. Aficionado a la fotografía, cuando subí a la terraza del edificio del aeropuerto, desde donde él nos dirigiría su palabra, llevé mi cámara sin saber de antemano si iba a tener oportunidad de hacer alguna toma que valiera la pena. Como homenaje a quienes vivimos ese encuentro con emoción y fe en Paraná, va este retrato de Juan Pablo junto a la imagen de la Virgen del Rosario, nuestra Patrona. La alegría de este rostro que nos miraba con gozo de padre nos evocó entonces al gozo con que el Padre Dios siempre mira a sus hijos, a los que cuida."  (me falta la fotografía)
 (el padre Quijano Guesalaga amablemente me envió un agregado de sus recuerdos, pero los “gremlins”  me jugaron una mala pasada y no está por ningún lado….
Marcelo Acrogliano
"En aquella noche de junio, como tantos, pasamos la noche en el Monumento a los Españoles, esperando la Misa del sábado por la mañana."
"Durante la vigilia, además de mucha oración, los clásicos apretujes por tanta gente. Allí conocí a quien hoy es mi esposa y madre de nuestros cuatro hijos."
"Amor, que nació bendecido por Juan Pablo, y que años después, en la 9 de Julio, bendecía nuestro primer embarazo."
"Su presencia, cambió nuestras vidas. Embarga la emoción del recuerdo; su mirada llena de Paz, desde el Papa Móvil, cuando fuimos a verlo pasar por Leandro Alem."
"El TOTUS TUUS, que por aquellos años para mí eran sólo palabras, y que luego de más de 25 años, enseñaron un estilo de vida."
Rafael Pineda, Rosario
"En varias oportunidades he tenido la gracia especial de estar cerca de Su Santidad: en sus dos viajes a la Argentina y en varias oportunidades en Roma, en mayo de 1992 y más recientemente en junio de 2003. También estuvimos celebrando su cumpleaños el 18 de mayo de 1992."
"De todas estas oportunidades tengo grabado en mi corazón y en mi mente el encuentro de la mañana del 22 de mayo de 1992. Era jueves, Roma se despedía de la mayoría de los fieles que habíamos asistido a la Beatificación del que hoy es San Josemaría Escriva y junto a Susana, mi esposa, teníamos una invitación para asistir a la misa privada de las 7 de la mañana en su Capilla personal. Es de imaginar la ansiedad que se había apoderado de nosotros tras conseguir el tan deseado encuentro con el Papa. Seríamos unos 20 asistentes, entre españoles, franceses, americanos y africanos. Al entrar, vimos al Papa orando en su reclinatorio con una concentración propia de lo que es, el "Dulce Cristo en la Tierra". Pocos minutos antes de las 7, Don Estanislao, su secretario, lo tocó y fue como si el Papa volviera a la tierra desde su Cielo. Se revistió y celebró la misa junto a varios sacerdotes y al Arzobispo de Filadelfia. Comulgamos personalmente de sus manos y, terminada la celebración, volvió a su reclinatorio para la acción de gracias después de la misa. Todos se retiraron - tal vez nosotros también debimos haberlo hecho -pero nos quedamos allí, solos junto a él en una acción de gracias irrepetible. Cuantos minutos pasaron, no podría asegurarlo; la emoción, indescriptible."
"Sentí que me tocaban el hombro; Don Estanislao me decía "deben acompañarme", y lo seguimos hasta la Biblioteca; ese lugar inmensamente grande pero también, inmensamente simple, donde el Papa recibe al más alto de los dignatarios o al mas simple de los fieles. Allí se había gestado el "cambio político" del mundo. Una nueva emoción, que no se puede describir con palabras."
"Nos ordenaron por idiomas para facilitar la comunicación con Su Santidad. Los primeros eramos los que hablabamos español. Una señora con su madre anciana y su pequeña hija y luego nosotros. Se abrió la puerta y entró Juan Pablo II y al ver a la anciana tomó su cara entre sus manos, le besó la frente y le dijo "la nonna !!!"... Luego se acercó a nosotros "¿De dónde son?" Santidad, de Rosario, Argentina, "Ah, Rosario, Mons. López, el Monumento a la Bandera" (donde había celebrado misa años antes). Nos bendijo, nos acarició en la cara a los dos; por un instante lo tomé de la mano para prolongar el encuentro. Nos dió un rosario a cada uno y un libro y siguió su camino para repetir su bendición y su cariño con todos."
"Terminada la audiencia saludó de lejos a todos y cuando pasó al lado nuestro, con la mano en alto nos dijo chau."
Marcela Hereñú de Monateri
"Desde enero de 2001 a febrero de 2003 viví junto a mi familia en la ciudad de Roma debido a un traslado laboral de mi esposo. En la Cuaresma del 2002 me invitaron en la Iglesia Argentina a participar de una nueva experiencia: la 1era Misión Evangelizadora de misioneros latinamericanos para latinoamericanos residentes en Roma. Así me convertí por esos días en misionera."
"Al terminar la Misión hubo una Audiencia Papal en el Aula Paulo IV para todos los que habíamos participado de ella. El día anterior el Padre Alberto Tartabini, quien era en ese momento el Vice rector del Colegio Sacerdotal Argentino, me telefoneó para informarme que habían decidido que era yo quien en nombre de la Argentina iba a saludar a Su Santidad en la Audiencia."
"Esa fue la noche más larga de mi vida."
"La Audiencia fue preciosa y atípica ya que cada país había llevado de regalo a Juan Pablo II lo mejor de sus danzas y costumbres. Hasta que llegó el momento maravilloso en que los "bacia mani" ("besa manos" así se denominan a las personas que en cada Audiencia pasan a besar la mano del Papa) pasáramos ordenadamente a saludar."
"Nunca olvidaré la mirada del Papa, la dulzura de sus ojos, en la que ví el reflejo de los míos, que lo miraban extasiada. Recordé en ese momento que él -muy sabiamente- cuando inició su Papado dijo que no quería más las reverencias y las demostraciones protocolares que se acostumbraban, si no solamente un apretón de manos y una mirada a los ojos, porque en éstos está el mensaje que se quiera transmitir, más allá de la lengua."
"Y sí, sentí todo un mensaje de amor, de paz, de alegría y también pude decirle lo maravilloso que era estar ahí, que lo amaba y que necesitábamos de él. Sé que alrededor había mucha gente, que fue solo unos minutos, o tal vez segundos; pero para mí, no había ni tiempo ni espacio. Sólo recuerdo que unos ojos me miraban y me dijeron las palabras más maravillosas que jamás había escuchado antes."
"Una mirada especial, porque en ella se puede ver la mirada de Dios, sin dudas."
(al preguntarle a Marcela si podía publicar su carta me respondió:
“ Por supuesto puede publicar mi carta a Crónica de Lectores de La Nación  y la foto. Si escribiera un nuevo testimonio sobre aquel hermoso momento, le aseguro que volvería a escribir lo mismo, solo podría cambiarle el final, diciendo que “he tenido el honor inmerecido de ver mi mirada reflejada  en los ojos a un santo y espero, algún día, volver a verlo en el Cielo”
Paz y Bien

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