Como último capítulo de los viajesdel Beato Juan Pablo II a la Argentina (1982 y 1987) y creo
que oportuno pues se acerca el primer aniversario de su beatificación, incluyo
algunos testimonios que en su momento fueron publicados en el diario La Nación.
Todos los autores me concedieron su permiso para volver a publicarlos en este
blog. Muchas gracias nuevamente a todos ellos.
Pbro. Hernán Quijano Guesalaga
"Permítanme compartir esta fotografía que tuve oportunidad de tomar muy cerca del Papa Juan Pablo II cuando visitó la ciudad de Paraná en abril de 1987. Como sacerdote me tocó ayudar en la preparación del encuentro del Santo Padre con una multitud de alrededor de 100.000 personas en el aeropuerto de Paraná. Aficionado a la fotografía, cuando subí a la terraza del edificio del aeropuerto, desde donde él nos dirigiría su palabra, llevé mi cámara sin saber de antemano si iba a tener oportunidad de hacer alguna toma que valiera la pena. Como homenaje a quienes vivimos ese encuentro con emoción y fe en Paraná, va este retrato de Juan Pablo junto a la imagen dela
Virgen del Rosario, nuestra Patrona. La alegría de este
rostro que nos miraba con gozo de padre nos evocó entonces al gozo con que el
Padre Dios siempre mira a sus hijos, a los que cuida." (me falta la fotografía)
"Permítanme compartir esta fotografía que tuve oportunidad de tomar muy cerca del Papa Juan Pablo II cuando visitó la ciudad de Paraná en abril de 1987. Como sacerdote me tocó ayudar en la preparación del encuentro del Santo Padre con una multitud de alrededor de 100.000 personas en el aeropuerto de Paraná. Aficionado a la fotografía, cuando subí a la terraza del edificio del aeropuerto, desde donde él nos dirigiría su palabra, llevé mi cámara sin saber de antemano si iba a tener oportunidad de hacer alguna toma que valiera la pena. Como homenaje a quienes vivimos ese encuentro con emoción y fe en Paraná, va este retrato de Juan Pablo junto a la imagen de
(el padre Quijano Guesalaga amablemente me
envió un agregado de sus recuerdos, pero los “gremlins” me jugaron una mala pasada y no está por
ningún lado….
Marcelo Acrogliano
"En aquella noche de junio, como tantos, pasamos la noche en el Monumento a los Españoles, esperandola Misa del sábado por la
mañana."
"En aquella noche de junio, como tantos, pasamos la noche en el Monumento a los Españoles, esperando
"Durante la vigilia, además de
mucha oración, los clásicos apretujes por tanta gente. Allí conocí a quien hoy
es mi esposa y madre de nuestros cuatro hijos."
"Amor, que nació bendecido por
Juan Pablo, y que años después, en la 9 de Julio, bendecía nuestro primer
embarazo."
"Su presencia, cambió nuestras
vidas. Embarga la emoción del recuerdo; su mirada llena de Paz, desde el Papa
Móvil, cuando fuimos a verlo pasar por Leandro Alem."
"El TOTUS TUUS, que por aquellos
años para mí eran sólo palabras, y que luego de más de 25 años, enseñaron un
estilo de vida."
Rafael Pineda, Rosario
"En varias oportunidades he tenido la gracia especial de estar cerca de Su Santidad: en sus dos viajes ala Argentina y en varias
oportunidades en Roma, en mayo de 1992 y más recientemente en junio de 2003.
También estuvimos celebrando su cumpleaños el 18 de mayo de 1992."
"En varias oportunidades he tenido la gracia especial de estar cerca de Su Santidad: en sus dos viajes a
"De todas estas oportunidades
tengo grabado en mi corazón y en mi mente el encuentro de la mañana del 22 de
mayo de 1992. Era jueves, Roma se despedía de la mayoría de los fieles que
habíamos asistido a la
Beatificación del que hoy es San Josemaría Escriva y junto a
Susana, mi esposa, teníamos una invitación para asistir a la misa privada de
las 7 de la mañana en su Capilla personal. Es de imaginar la ansiedad que se
había apoderado de nosotros tras conseguir el tan deseado encuentro con el
Papa. Seríamos unos 20 asistentes, entre españoles, franceses, americanos y
africanos. Al entrar, vimos al Papa orando en su reclinatorio con una
concentración propia de lo que es, el "Dulce Cristo en la Tierra ". Pocos minutos
antes de las 7, Don Estanislao, su secretario, lo tocó y fue como si el Papa
volviera a la tierra desde su Cielo. Se revistió y celebró la misa junto a
varios sacerdotes y al Arzobispo de Filadelfia. Comulgamos personalmente de sus
manos y, terminada la celebración, volvió a su reclinatorio para la acción de
gracias después de la misa. Todos se retiraron - tal vez nosotros también
debimos haberlo hecho -pero nos quedamos allí, solos junto a él en una acción
de gracias irrepetible. Cuantos minutos pasaron, no podría asegurarlo; la
emoción, indescriptible."
"Sentí que me tocaban el hombro;
Don Estanislao me decía "deben acompañarme", y lo seguimos hasta la Biblioteca ; ese lugar
inmensamente grande pero también, inmensamente simple, donde el Papa recibe al
más alto de los dignatarios o al mas simple de los fieles. Allí se había
gestado el "cambio político" del mundo. Una nueva emoción, que no se
puede describir con palabras."
"Nos ordenaron por idiomas para
facilitar la comunicación con Su Santidad. Los primeros eramos los que
hablabamos español. Una señora con su madre anciana y su pequeña hija y luego
nosotros. Se abrió la puerta y entró Juan Pablo II y al ver a la anciana tomó
su cara entre sus manos, le besó la frente y le dijo "la nonna
!!!"... Luego se acercó a nosotros "¿De dónde son?" Santidad, de
Rosario, Argentina, "Ah, Rosario, Mons. López, el Monumento a la Bandera " (donde había
celebrado misa años antes). Nos bendijo, nos acarició en la cara a los dos; por
un instante lo tomé de la mano para prolongar el encuentro. Nos dió un rosario
a cada uno y un libro y siguió su camino para repetir su bendición y su cariño
con todos."
"Terminada la audiencia saludó de
lejos a todos y cuando pasó al lado nuestro, con la mano en alto nos dijo
chau."
Marcela Hereñú de Monateri
"Desde enero de2001 a febrero de 2003 viví
junto a mi familia en la ciudad de Roma debido a un traslado laboral de mi
esposo. En la Cuaresma
del 2002 me invitaron en la Iglesia Argentina a participar de una nueva
experiencia: la 1era Misión Evangelizadora de misioneros latinamericanos para
latinoamericanos residentes en Roma. Así me convertí por esos días en
misionera."
"Desde enero de
"Al terminar la Misión hubo una Audiencia
Papal en el Aula Paulo IV para todos los que habíamos participado de ella. El
día anterior el Padre Alberto Tartabini, quien era en ese momento el Vice
rector del Colegio Sacerdotal Argentino, me telefoneó para informarme que
habían decidido que era yo quien en nombre de la Argentina iba a saludar
a Su Santidad en la
Audiencia. "
"Esa fue la noche más larga de
mi vida."
"La Audiencia fue preciosa y
atípica ya que cada país había llevado de regalo a Juan Pablo II lo mejor de
sus danzas y costumbres. Hasta que llegó el momento maravilloso en que los
"bacia mani" ("besa manos" así se denominan a las personas
que en cada Audiencia pasan a besar la mano del Papa) pasáramos ordenadamente a
saludar."
"Nunca olvidaré la mirada del
Papa, la dulzura de sus ojos, en la que ví el reflejo de los míos, que lo
miraban extasiada. Recordé en ese momento que él -muy sabiamente- cuando inició
su Papado dijo que no quería más las reverencias y las demostraciones
protocolares que se acostumbraban, si no solamente un apretón de manos y una
mirada a los ojos, porque en éstos está el mensaje que se quiera transmitir,
más allá de la lengua."
"Y sí, sentí todo un mensaje de
amor, de paz, de alegría y también pude decirle lo maravilloso que era estar
ahí, que lo amaba y que necesitábamos de él. Sé que alrededor había mucha
gente, que fue solo unos minutos, o tal vez segundos; pero para mí, no había ni
tiempo ni espacio. Sólo recuerdo que unos ojos me miraban y me dijeron las
palabras más maravillosas que jamás había escuchado antes."
"Una mirada especial, porque en
ella se puede ver la mirada de Dios, sin dudas."
(al preguntarle a Marcela si podía publicar su
carta me respondió:
“ Por supuesto puede publicar mi carta a Crónica de
Lectores de La Nación
y la foto. Si escribiera un nuevo testimonio sobre aquel hermoso momento,
le aseguro que volvería a escribir lo mismo, solo podría cambiarle el final,
diciendo que “he tenido el honor inmerecido de ver mi mirada reflejada en
los ojos a un santo y espero, algún día, volver a verlo en el Cielo”
Paz y Bien
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