El tercer dia de su visita apostólica a Polonia (25 al 28 de mayo 2006) el Santo Padre Benedicto XVI visitó Wadowice, ciudad natal de Karol Wojtyla, donde se le ofreció la tradicional bienvenida de pan y sal.
En el Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Wadowice, el Santo Padre oró al pie del altar de la Basílica; luego ante la pila bautismal donde fue bautizado Karol Wojtyla y firmó el libro de visitas ilustres. Visitó luego la casa natal de Juan Pablo II donde estableció una bendición especial para todos aquellos que la visiten.
Era un dia que compendiaba emociones fuertes histórica y espiritualmente para él y todo el pueblo polaco: Wadowice, Kalwaria, Lagiewniki….y hacia allí se dirigía.
En el Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Wadowice, el Santo Padre oró al pie del altar de la Basílica; luego ante la pila bautismal donde fue bautizado Karol Wojtyla y firmó el libro de visitas ilustres. Visitó luego la casa natal de Juan Pablo II donde estableció una bendición especial para todos aquellos que la visiten.
Al salir a la Plaza fue vitoreado por unas 20.000 personas y fué recibido oficialmente por el Cardenal Stanislaw Dziwisz, quien le dio la bienvenida en italiano y en polaco.
En su discurso, con una introducción y un final en lengua polaca, el Santo Padre confesó. “He llegado con gran emoción al lugar del nacimiento de mi gran predecesor el siervo de Dios Juan Pablo II, a la ciudad de su infancia y de su juventud. Wadowice no podía faltar en el itinerario de la peregrinación que estoy realizando en tierra polaca tras sus huellas. He querido detenerme precisamente aquí, en Wadowice, en los lugares en los que su fe nació y maduró, para orar juntamente con vosotros a fin de que pronto sea elevado al honor de los altares. Johann Wolfgang von Goethe, el gran poeta alemán, dijo: "Quien quiera comprender a un poeta, debería ir a su pueblo". Del mismo modo, para comprender la vida y el ministerio de Juan Pablo II, era necesario venir a su ciudad natal. Él mismo confesó que aquí, en Wadowice, "comenzó todo: comenzó la vida, comenzó la escuela, los estudios, comenzó el teatro... y el sacerdocio" (Wadowice, 16 de junio de 1999)” y siguió recordando sus palabras y los primeros años de su vida tan cerca de su templo parroquial.
Hacia el final de su discurso a la población de Wadowice quiso “aludir también a una característica de la fe y de la espiritualidad de Juan Pablo II, relacionada con este lugar. Él mismo recordó muchas veces la profunda devoción de los habitantes de Wadowice a la imagen local de la Virgen del Perpetuo Socorro y la costumbre de los alumnos de la escuela secundaria de entonces de orar diariamente ante ella. Este recuerdo nos permite llegar al origen de la convicción que alimentaba Juan Pablo II: la convicción del lugar excepcional que ocupa María en la historia de la salvación y en la de la Iglesia. De ella brotaba también la convicción del lugar excepcional que la Madre de Dios tenía en su vida, una convicción que se expresaba en el "Totus tuus", lleno de entrega. Hasta los últimos instantes de su peregrinación terrena permaneció fiel a esta consagración”.
Cuando se despedía las voces del pueblo de Wadowice se unieron en un "Abba, Ojcze!" y continuaron después con la canción favorita de Juan Pablo II ”Pescador de hombres” (Barka).
El Santo Padre partía hacia Kalwaria Zebrzydowska, a 13 km de Wadowice. Alli en ese bello Santuario, donde por los extensos senderos se conjugan el Calvario de Jesus y el de su Madre Maria, el Santo Padre Benedicto XVI oró ante la Virgen de Kalwaria (de los Dolores) y despues presidió el Regina Caeli. Desde el coro se oían los ecos de „Tu es Petrus”.
Mas tarde visitó el Monasterio (ver fotografías) y en su saludo a los padres franciscanos y a los presentes les dirigió estas palabras „Durante su primer viaje a Polonia, Juan Pablo II visitó este santuario y dedicó su discurso a la oración. Al final, dijo: "Y también pido esto: pido que oréis aquí por mí, durante mi vida y después de mi muerte". Hoy he querido detenerme un momento en la capilla de la Virgen, y con gratitud orar por él, como pidió en esa ocasión. Siguiendo el ejemplo de Juan Pablo II, también yo os pido encarecidamente que oréis por mí y por toda la Iglesia. …Quisiera decir que, como el querido cardenal Stanislaw, también yo espero que la Providencia conceda pronto la beatificación y la canonización de nuestro amado Papa Juan Pablo II".
Mas tarde visitó el Monasterio (ver fotografías) y en su saludo a los padres franciscanos y a los presentes les dirigió estas palabras „Durante su primer viaje a Polonia, Juan Pablo II visitó este santuario y dedicó su discurso a la oración. Al final, dijo: "Y también pido esto: pido que oréis aquí por mí, durante mi vida y después de mi muerte". Hoy he querido detenerme un momento en la capilla de la Virgen, y con gratitud orar por él, como pidió en esa ocasión. Siguiendo el ejemplo de Juan Pablo II, también yo os pido encarecidamente que oréis por mí y por toda la Iglesia. …Quisiera decir que, como el querido cardenal Stanislaw, también yo espero que la Providencia conceda pronto la beatificación y la canonización de nuestro amado Papa Juan Pablo II".
Era un dia que compendiaba emociones fuertes histórica y espiritualmente para él y todo el pueblo polaco: Wadowice, Kalwaria, Lagiewniki….y hacia allí se dirigía.
En el Santuario de la Divina Misericordia en Lagiewniki mantuvo un encuentro con los enfermos y meditaron conjuntamente: “nos encontramos ante dos misterios: el misterio del sufrimiento humano y el misterio de la Misericordia divina. A primera vista, estos dos misterios parecen contraponerse.Pero cuando tratamos de profundizar en ellos a la luz de la fe, vemos que están en recíproca armonía, gracias al misterio de la cruz de Cristo. Como dijo aquí Juan Pablo II, "la cruz es la inclinación más profunda de la Divinidad hacia el hombre (...). La cruz es como un toque del amor eterno sobre las heridas más dolorosas de la existencia terrena del hombre" (17 de agosto de 2002, n. 4: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 23 de agosto de 2002, p. 4).
En su Audiencia General del 31 de mayo 2006 recordando su visita al Santuario de la Divina Misericordia decía: “me permitió poner de reliene que sólo la Misericordia divina ilumina el misterio del hombre. En el convento cercano a este santuario, al contemplar las llagas luminosas de Cristo resucitado, sor Faustina Kowalska recibio un mensaje de confianza para la humanidad, el mensaje de la Misericordia divina, del que Juan pablo II se hizo eco e intérprete, y que en realidad es un mensaje central precisamente par nuestro tiempo: La Misericordia como fuerza de Dios, como límite divino contra el mal del mundo”
En su Audiencia General del 31 de mayo 2006 recordando su visita al Santuario de la Divina Misericordia decía: “me permitió poner de reliene que sólo la Misericordia divina ilumina el misterio del hombre. En el convento cercano a este santuario, al contemplar las llagas luminosas de Cristo resucitado, sor Faustina Kowalska recibio un mensaje de confianza para la humanidad, el mensaje de la Misericordia divina, del que Juan pablo II se hizo eco e intérprete, y que en realidad es un mensaje central precisamente par nuestro tiempo: La Misericordia como fuerza de Dios, como límite divino contra el mal del mundo”
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