Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 14 de mayo de 2008

Juan Pablo II y Perú - 20 años - 1988 - 1.


En el marco de su viaje apostólico a Uruguay, Bolivia, Perú y Paraguay el Santo Padre Juan Pablo II llegaba al Aeropuerto Jorge Chavez de Callao-Lima el sábado 14 de mayo de 1988. Era la segunda vez que visitaba Perú y traía gratos recuerdos de su viaje anterior en 1985 particularmente de las celebraciones “en los pueblos andinos, con ocasión de la fiesta de la Cruz” Ahora su visita sería más “breve en el tiempo, pero intensa en el afecto y en la comunión”. Conocia bien los problemas del Perú tanto económicos como políticos. Traía vivos recuerdos de los “emotivos encuentros de mi precedente visita en Ayacucho y en Villa El Salvador! Ante mis ojos se presentan inmensas multitudes que han experimentado el dolor, la violencia, el abandono, el hambre”. Tambien esta vez se sentia cercano a todos, pero “particularmente los pobres, los enfermos, los más abandonados”.

Esta visita, mas breve que la anterior, se limitaría a Lima. Venía especialmente invitado a estar presente en la “solemne ceremonia de clausura del V Congreso Eucarístico y Mariano” de los países bolivarianos Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela, cuyo lema era “Te reconocemos, Señor, al partir el Pan”.

El mismo dia de su llegada tuvo lugar un encuentro con sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas en la Catedral de Lima. Les recordaba su exhortación de la anterior visita “renovar vuestra entrega a Cristo” (Alocución a los sacerdotes, religiosos y laicos peruanos, 1 de febrero de 1985), y les invitaba a seguir el consejo de San Pablo a su discípulo Timoteo: “Por eso te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos” (2Tm 1,6) ”(Lumen gentium, 28).

En un discurso en la Plaza de Armas de Lima agradeció a todos los que habian participado activamente en la gran Misión de Lima y en otros lugares del Perú, a todos esos laicos comprometidos que colaboran en la obra de la nueva evangelización. También a ellos invitaba a “emprender con espíritu renovado el camino del Evangelio, comenzando por la vida en el hogar, en la familia, en los lugares de estudio y de trabajo, para que toda situación humana quede orientada hacia Dios”.

Al dia siguiente, 15 de mayo, en un mensaje radio-televisivo hizo llegar su palabra a cada uno de los hermanos y hermanas internados en los ciento once penales, les hacia llegar el mensaje de un amigo, con la esperanza de que llene vuestro espiritu de consuelo y de paz. Compartia sus “penas, la dureza de vuestra situación, la impaciencia, a veces, de la larga espera del dictamen judicial que sancione vuestra condición.....el dolor de sus familias” y les pedia ser “pacientes en la tribulación”, solidarios en desear y hacer el bien a quienes con vosotros comparten el dolor de la prisión y la lejanía de los seres queridos”… en la esperanza del ansiado retorno al hogar y la normal reinserción en la vida social peruana

El mismo domingo 15 de mayo dirigió una alocución a la Conferencia Episcopal Peruana y mantuvo un encuentro con las religiosas peruanas.

En su encuentro con el mundo de la cultura y de la empresa en el Seminario «Santo Toribio» les recordo la invitación formulada en Santo Domingo a todos los pueblos de America Latina, invitó a “resistir a la tentación de quienes quieren que olvidéis vuestra innegable vocación cristiana” (Celebración de la Palabra en el Estadio Olímpico de Santo Domingo, III, 2, 12 de octubre de 1984) les recordo su gran responsabilidad y los llamo a la “evangelización de la cultura” a “promover al hombre en su dimensión más profunda” a “ restablecer en nuestro hoy el alterado equilibrio de valores” “a ser promotores del bien comun”, a un “gran esfuerzo comunitario para alcanzar un desarrollo económico suficiente que permita construir una cultura verdaderamente humana…. orientada hacia Dios”, a resistir a las “ideologías de corte individualista que no reparan en la injusta repartición de las riquezas y que conciben al hombre como individuo autosuficiente, inclinado a la satisfacción de su interés propio en el goce de los bienes terrenales, sin consideración alguna para con los derechos de los demás; o son, por otra parte, ideologías de inspiración colectivista, que niegan la vocación trascendente de la persona humana y le señalan una finalidad puramente terrena (cf. Congr. pro Doctr. Fidei, Libertatis Conscientia, 13

El domingo 15 de mayo saludó a la “esperanza de la Iglesia” los jóvenes, desde el balcón de la Nunciatura y les recordó el encuentro que habian mantenido en Monterrico en su anterior visita, uno de los encuentros mas numerosos del Santo Padre con la juventud, cuando les habia propuesto el ideal de las bienaventuranzas. Les invito buscar al Señor Jesus y les dirigió algunas preguntas:
Jóvenes del Perú! En vosotros pongo mi confianza. ¿Sabréis acoger y vivir el don de la vida que nos trajo Jesucristo el Señor? ¿Seréis capaces de escuchar y acoger la vocación de ser discípulos y apóstoles? ¿Tendréis la valentía de hacer de vuestra vida un testimonio elocuente de que Cristo es la respuesta que anhela el corazón del hombre actual?




Se despedia del Peru el lunes 16 de mayo de 1988 y desde el Aeropuerto Jorge Chavez de Callao recordó a todosNo hay liberación auténtica si no es en Jesucristo. Sólo el Evangelio y la doctrina social, que de él emana, pueden ser fuente de salvación para América Latina. Todas las ideologías extrañas o adversas al cristianismo o simplemente incompatibles con las enseñanzas de la Iglesia carecen de ese dinamismo interior capaz de dar paz y justicia a esta querida América. Sólo la luz que viene del Divino Redentor puede asegurar a vuestras naciones un porvenir mejor en el que, superada toda clase de violencia y de intereses contrapuestos, reine la civilización de la verdad y del amor
Invito visitar: Arzobispado de Lima

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