El 29 de mayo de 1967 Karol Wojtyla es elevado al Cardenalato por el Santo Padre Pablo VI. Wojtyla tenia Tenía 47 años, pasando así a ser el segundo Cardenal más joven de la Iglesia Católica. Un mes más tarde recibe oficialmente el nombramiento con el título de "San Cesáreo in palatio" iglesia no parroquial en Via di Porta San Sebastiano, Roma Sud, luego - 48 horas después - en la Capilla Sixtina el Papa Pablo VI le entrega el capelo Cardenalicio.
Entre su nominacion como Arzobispo de Cracovia a fines de 1963 y al momento de haber sido nombrado Cardenal de la Iglesia habia transcurrido una época tan difícil como desafiante, a la cual se agregaba su activa participación en el Concilio Vaticano II, “ese acontecimiento eclesial extraordinario” donde tuvo la oportunidad de tomar parte desde el comienzo, primero en su calidad de obispo y a partir de 1964 como Arzobispo.
El régimen de Polonia se habia ocupado sistemáticamente de boicotear las celebraciones de 1966 con motivo del Milenio, que trataban de recordar el aniversario del bautismo de Polonia y de la fundación del Estado nacional. Llegaron incluso a “secuestrar” la imagen de la Virgen Negra que era llevada en peregrinación por el país. Se prohibió la visita del Papa Pablo VI..”….y sin embargo las celebraciones del Milenio alcanzaron un éxito extraordinario….y el régimen se iba percatando de hasta que punto se habian equivocado con Wojtyla al postularlo, pensando que sería un cardenal débil…(de Historia de Karol, Gian Franco Svidercoschi).
Con respecto al Colegio Cardenalicio dice Juan Pablo II en ¡Levantaos! ¡Vamos! (p.147): “en cierto sentido, el corazón del Colegio Episcopal es el Colegio de los Cardenales, que rodean al sucesor de Pedro y lo sostienen en su testimonio de fe ante toda la Iglesia.. …la asamblea de cardenales hace especialmente visible el principio de colaboración y de recíproco afianzamiento en la fe, sobre la que se edifica toda la obra misionera de la Iglesia. La tarea de Pedro es la asignada por Jesús: «Y tu, cuando te conviertas, confirma a tus hermanos» (Lc 22,32) Desde los primeros siglos, los sucesores de Pedro recurrían a la colaboración del colegio de obispos, de los presbíteros y los diáconos, , responsables junto con ellos de la ciudad de Roma y de las diócesis más cercanas («suburbicarias»). Se empezó designándoles viri cardinales. Obivamente, en el transcurso de los siglos cambiaron las formas de cooperación. Pero el significado esencial que es signo para la Iglesia y para el mundo, permanece inmutable.”
Con respecto al Colegio Cardenalicio dice Juan Pablo II en ¡Levantaos! ¡Vamos! (p.147): “en cierto sentido, el corazón del Colegio Episcopal es el Colegio de los Cardenales, que rodean al sucesor de Pedro y lo sostienen en su testimonio de fe ante toda la Iglesia.. …la asamblea de cardenales hace especialmente visible el principio de colaboración y de recíproco afianzamiento en la fe, sobre la que se edifica toda la obra misionera de la Iglesia. La tarea de Pedro es la asignada por Jesús: «Y tu, cuando te conviertas, confirma a tus hermanos» (Lc 22,32) Desde los primeros siglos, los sucesores de Pedro recurrían a la colaboración del colegio de obispos, de los presbíteros y los diáconos, , responsables junto con ellos de la ciudad de Roma y de las diócesis más cercanas («suburbicarias»). Se empezó designándoles viri cardinales. Obivamente, en el transcurso de los siglos cambiaron las formas de cooperación. Pero el significado esencial que es signo para la Iglesia y para el mundo, permanece inmutable.”
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