Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 1 de julio de 2008

Año Paulino y Juan Pablo II

Recién comenzado el Año Paulino que nos regala el Santo Padre Benedicto XVI en el bimilenario del apóstol san Pablo, “para intensificar los esfuerzos ecuménicos y profundizar el conocimiento de la vida y del pensamiento del apóstol ” invito a recordar lo expresado por Juan Pablo II en l a Audiencia General del 16 de mayo de 2001, a su regreso de la Peregrinación jubilar tras las huellas de San Pablo (Atenas, Damasco y Malta) los primeros días de mayo del 2001

“Una inolvidable vuelta a las fuentes para beber en ellas la lozanía de la experiencia cristiana primitiva”. Había querido también testimoniar a las Iglesias ortodoxas el afecto y la estima de la Iglesia católica, con el deseo de que "la memoria de las culpas pasadas contra la comunión sea plenamente purificada y dé paso a la reconciliación y a la fraternidad". Además – decía “he reafirmado la sincera apertura con la que la Iglesia se dirige a los creyentes del islam, a los que nos une la adoración del único Dios”.

”En el Areópago de Atenas han resonado nuevamente las palabras del célebre discurso de san Pablo que recogen los Hechos de los Apóstoles”…El discurso de san Pablo en el Areópago – decía el Santo Padre - constituye un modelo de inculturación y, como tal, conserva intacta su actualidad. Por eso, lo volví a proponer en la celebración eucarística con la comunidad católica en Grecia, recordando el admirable ejemplo de los santos hermanos Cirilo y Metodio, originarios de Salónica, los cuales, inspirándose con fidelidad y creatividad en ese modelo, difundieron con empeño el Evangelio entre los pueblos eslavos….“los numerosos areópagos de hoy requieren el testimonio de los cristianos”.



Después de Grecia, Juan Pablo II se dirigió a Siria, donde, “en el camino de Damasco, Cristo resucitado se apareció a Saulo de Tarso, transformándolo de feroz perseguidor en apóstol incansable del Evangelio. Fue una vuelta a los orígenes, como sucedió con respecto a Abraham, una vuelta a la llamada, a la vocación”. Esto es lo que yo pensaba al visitar el Memorial de San Pablo. La historia de Dios con los hombres parte siempre de una llamada, que invita a dejarse a sí mismos y las propias seguridades, para encaminarse hacia una nueva tierra, fiándose de Aquel que llama. Así les sucedió a Abraham, Moisés, María, Pedro, y a los demás Apóstoles. Y lo mismo aconteció a Pablo”…
La última etapa de su “peregrinación tras las huellas de san Pablo fue la isla de Malta, donde el Apóstol pasó tres meses, después del naufragio de la nave que lo llevaba preso a Roma (cf. Hch 27, 39 28, 10)”

La carta nos señala finalmente “el camino de la santidad como camino real para los creyentes del tercer milenio. En el vasto océano de la historia, la Iglesia no teme los desafíos y las asechanzas que encuentra en su travesía, si mantiene con firmeza el timón en la ruta de la santidad, hacia la que la ha dirigido el gran jubileo del año 2000 (cf. Novo millennio ineunte, 30).”
No dejen de visitar el sitio oficial del Año Paulino.

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