Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

domingo, 6 de julio de 2008

Niegowic primera parroquia de Karol Wojtyla


Los primeros dias de Julio de 1948 Karol Wojtyla regresaba de Roma a su patria Polonia. Habia “ aprendido” - como el mismo dice en Don y Misterio – “la Roma de las catacumbas, la Roma de los mártires, la Roma de Pedro y Pablo, la Roma de los confesores de la fe” y lo seguía recordando “con gran emoción” al momento de escribir el libro. Regresaba no solo con “un mayor bagaje de cultura teológica, sino también la consolidación de mi sacerdocio y la profundización de mi visión de la Iglesia. Aquel período de intenso estudio junto a las Tumbas de los Apóstoles me había dado tanto desde todos los puntos de vista”.

Apenas llegado a Cracovia se dirigió a la Curia donde fue informado de su primer “destino” la Iglesia parroquial Asunción de Nuestra Señora de Niegowic - ahora “Papieska Parafia” - una de las parroquias más antiguas a los pies de los Cárpatos, a pocas millas al este de Krakow, pasando las minas de sal de Wielicka. Partirìa casi enseguida. Un viaje pintoresco, ómnibus, carreta y camino a pie por un atajo….entre los perfumados campos de trigo recién cosechado en parte, en parte aun ondeando al viento. Allí desarrollaría su trabajo pastoral como vicario y profesor de religión durante un año. Era una parroquia pobre, una Iglesia de madera rodeada de tilos. Su primera parroquia! empobrecida por las recientes inundaciones. Las habitaciones modestas, sin electricidad ni agua corriente.

“Pero la parroquia era como una gran familia, y los valores religiosos estaban aún bien enraizados en la vida de sus gentes… Solo había una parroquia para catorce pueblos en el radio de unos diez kilómetros, y dispersas por aquel territorio estaban las cinco escuelas de primaria a las que el tenia que desplazarse, generalmente en carreta. Muy pronto estableció buenas relaciones con los feligreses, en sus visitas casa por casa lo fueron descubriendo… celebraba la Misa, era profesor de religión y pasaba largas horas en el confesionario, donde decía, se podía tener una relación directa e intima con las almas, Celebró muchas bodas y visitaba a los enfermos. La gente lo saludaba con un “alabado sea Jesucristo”. Allí fue perfilando ya su “estilo” pastoral. Impresionaba, mucho su particular modo de celebrar la Misa. Nunca tenía un gesto apresurado, buscaba que cada movimiento expresara todo su significado, todo su simbolismo. Karol había conseguido establecer buenas relaciones de amistad con los chicos y jóvenes de la parroquia. Había puesto en marcha un grupo de teatro…organizaba torneos de fútbol y voley …a la puesta del sol, encendía un fuego y cantaban o discutían de cualquier tema, no solo de religión…lo que no era del agrado de las autoridades comunistas. De hecho intentaron crearle un vacío…era la técnica acostumbrada… (Gian Franco Svidercoschi Historia de Karol).

La parroquia se estaba preparando para el 50 aniversario de la ordenación del párroco y se pensó en el mejor regalo….. una nueva iglesia, así que allí en Niegowic fue testigo del primer intento de construcción de una Iglesia en la Polonia comunista desde su ordenación. Se encontraba bien entre la gente tan amable de Niegowic, pero el cardenal Sapieha tenia para él otros planes y aquel año en la campiña solo había sido una introducción a su ministerio.
En marzo de 1949 fue transferido a la parroquia de San Florian en Krakow, con un panorama muy diferente y donde desarrollaría una extensa y fructífera misión sobre todo con los jóvenes.

Pero siempre recordaría su experiencia en Niegowic, sus horas en el confesionario a ejemplo de San Juan María Vianney, aquel “prisionero del confesionario”… “Muchas veces, confesando en Niegowic, en mi primera parroquia, y después en Cracovia, volvía con el pensamiento a esta experiencia inolvidable…” decia en Don y Misterio.

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