El hipódromo de Randwick a oscuras, en respetuoso silencio se va iluminando lentamente con la luz de las lámparas - llamada a la adoración – que portan los bailarines del Ballet de Sydney entrando al paso de una danza litúrgica. La Cruz de las jornadas, que esta noche de vigilia culmina su largo viaje, es colocada, junto al estandarte de las JMJ sobre el escenario a la espera de la llegada del Santo Padre.
Entra Benedicto XVI, acompañado por 12 peregrinos, poco antes de las 19,00 para celebrar la vigilia alli donde en 1995 Juan Pablo II había beatificado a Sor Mary MacKillop, ahora una de las figuras entre los diez patrones de estas Jornadas. La asamblea entona el himno "Nuestra Señora de la Cruz del Sur" con el fondo de un escenario al rojo vivo que refleja el color de la Gran Tierra del Sur, Australia y el fuego del Espíritu Santo.
El Santo Padre inicia la ceremonia “En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo” Encendida la vela Pascual - símbolo de los dones del Espíritu Santo a los presentes - es pasada de a uno a los 12 jóvenes. Un sinfín de luces invade el campo, simbolizando a Cristo en la oscuridad, dándole fuerza a la solemne naturaleza de la vigilia. Siete jóvenes dan sus testimonios, cada uno de ellos basado en uno de los dones del Espíritu Santo (sabiduría, entendimiento, ciencia, consejo, piedad, fortaleza y temor de Dios)
El Santo Padre preside las oraciones antes de cada testimonio de los peregrinos de Polonia, Tailandia, Italia, Chile, Alemania y Sri Lanka y Australia.
Entra Benedicto XVI, acompañado por 12 peregrinos, poco antes de las 19,00 para celebrar la vigilia alli donde en 1995 Juan Pablo II había beatificado a Sor Mary MacKillop, ahora una de las figuras entre los diez patrones de estas Jornadas. La asamblea entona el himno "Nuestra Señora de la Cruz del Sur" con el fondo de un escenario al rojo vivo que refleja el color de la Gran Tierra del Sur, Australia y el fuego del Espíritu Santo.
El Santo Padre inicia la ceremonia “En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo” Encendida la vela Pascual - símbolo de los dones del Espíritu Santo a los presentes - es pasada de a uno a los 12 jóvenes. Un sinfín de luces invade el campo, simbolizando a Cristo en la oscuridad, dándole fuerza a la solemne naturaleza de la vigilia. Siete jóvenes dan sus testimonios, cada uno de ellos basado en uno de los dones del Espíritu Santo (sabiduría, entendimiento, ciencia, consejo, piedad, fortaleza y temor de Dios)
El Santo Padre preside las oraciones antes de cada testimonio de los peregrinos de Polonia, Tailandia, Italia, Chile, Alemania y Sri Lanka y Australia.
La homilia del Papa termina con las palabras que pronuncio la beata Mary MacKillop cuando tenía veintiséis años: «Cree en todo lo que Dios te susurra en el corazón». Creed en él. Creed en la fuerza del Espíritu de amor. Terminada la homilía el Santo Padre invitó a la adoración del Santísimo Sacramento en silencio.
Imagino entre ese mar de jóvenes entusiastas a los grupos argentinos, a los jóvenes de las naciones vecinas y latinoamericanas, a los españoles…y a mi amiga Petra .... escuchando las palabras que el Santo Padre les regalaba en vivo …”. Madurad vuestra fe a través de vuestros estudios, el trabajo, el deporte, la música, el arte. Sostenedla mediante la oración y alimentadla con los sacramentos, para ser así fuente de inspiración y de ayuda para cuantos os rodean. En definitiva, la vida, no es un simple acumular, y es mucho más que el simple éxito. Estar verdaderamente vivos es ser transformados desde el interior, estar abiertos a la fuerza del amor de Dios. Si acogéis la fuerza del Espíritu Santo, también vosotros podréis transformar vuestras familias, las comunidades y las naciones. Liberad estos dones. Que la sabiduría, la inteligencia, la fortaleza, la ciencia y la piedad sean los signos de vuestra grandeza.”
Y despues 235.000 peregrinos pasaron la noche en adoración al Santísimo Sacramento, oraciones y cantos.
Esperamos ansiosos los testimonios a su regreso.
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