El 16 de agosto de 1991 el Santo Padre Juan Pablo II se despedia de los jovenes y del "santuario de Gran Esperanza" impartiendo su bendicion a todos los presentes y todos quienes de algun modo estaban unidos a ellos. Proseguiria su camino hacia Hungria, alli desde donde habian venido los custodios de Jasna Gora, los padres paulinos, hacia esa otra parte del "mundo nuevo" que estaba "naciendo a partir del viejo, con dificultad y sufrimientos, con resistencias, pero naciendo" y necesitaba de constante oracion. ”
A su regreso a Roma en el Angelus del del 25 de agosto de 1991, vigilia de la solemnidad de la Virgen de Częstochowa, el Santo Padre Juan Pablo II recordaba su peregrinación a Polonia con motivo de las VI Jornadas Mundiales de la Juventud en Chestochowa:
“ El pensamiento retorna con emoción a la inolvidable experiencia vivida a los pies de la "Virgen Negra" durante la reciente Jornada mundial de la juventud….la sugestiva "vigilia" del 14 de agosto, reflexionando sobre las palabras del "llamado" de Jasna Góra, la renovación de su entrega a la Virgen del "Monte Claro" de parte de los jóvenes….que le ofrecieron su disponibilidad para construir un mundo más justo y fraterno, renovado por el fuego del Espíritu y transformado por la fuerza del amor, y le repitieron su voluntad decidida de servir a Cristo y a su Reino…la celebración eucarística que tuvo lugar la mañana del 15 de agosto en la amplia explanada del santuario, momento culminante de una experiencia eclesial sumamente rica e intensa.”
Y agregaba “La VI Jornada mundial de la juventud ha constituido indudablemente una etapa privilegiada en el camino de la nueva evangelización… con gran número de jóvenes representantes de los países de Europa centrooriental, que pudieron compartir así con sus compañeros de otras partes del mundo expectativas, interrogantes, fracasos y esperanzas…..los jóvenes comprobaron que la Iglesia es joven, porque está constantemente vivificada por el Espíritu Santo, que renueva en los creyentes la conciencia de ser hijos auténticos del Padre celestial… fue la fiesta de la juventud de la Iglesia, que se apresta a cruzar el umbral del tercer milenio cristiano enarbolando la antorcha luminosa del Evangelio y el Pan sacrosanto de la vida que no muere”.
“ El pensamiento retorna con emoción a la inolvidable experiencia vivida a los pies de la "Virgen Negra" durante la reciente Jornada mundial de la juventud….la sugestiva "vigilia" del 14 de agosto, reflexionando sobre las palabras del "llamado" de Jasna Góra, la renovación de su entrega a la Virgen del "Monte Claro" de parte de los jóvenes….que le ofrecieron su disponibilidad para construir un mundo más justo y fraterno, renovado por el fuego del Espíritu y transformado por la fuerza del amor, y le repitieron su voluntad decidida de servir a Cristo y a su Reino…la celebración eucarística que tuvo lugar la mañana del 15 de agosto en la amplia explanada del santuario, momento culminante de una experiencia eclesial sumamente rica e intensa.”
Y agregaba “La VI Jornada mundial de la juventud ha constituido indudablemente una etapa privilegiada en el camino de la nueva evangelización… con gran número de jóvenes representantes de los países de Europa centrooriental, que pudieron compartir así con sus compañeros de otras partes del mundo expectativas, interrogantes, fracasos y esperanzas…..los jóvenes comprobaron que la Iglesia es joven, porque está constantemente vivificada por el Espíritu Santo, que renueva en los creyentes la conciencia de ser hijos auténticos del Padre celestial… fue la fiesta de la juventud de la Iglesia, que se apresta a cruzar el umbral del tercer milenio cristiano enarbolando la antorcha luminosa del Evangelio y el Pan sacrosanto de la vida que no muere”.
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