Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 15 de agosto de 2008

VIII Jornada Mundial de la Juventud, Agosto 1993 Denver - 3

VIII Jornada Mundial de la Juventud, Agosto 1993 Denver - 3
(en el marco del Viaje apostólico a Jamaica, México y Denver (8-16 de agosto de 1993)

Con el eco de las palabras del Santo Padre pronunciadas durante la Vigilia de reflexión el sabado 14 de agosto ¿por qué? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué existo? ¿Qué debo hacer? Y su súplica “Jesucristo, Pastor del mundo enseña a los jóvenes reunidos en Denver a llevar tu mensaje de vida y verdad, de amor y solidaridad, al centro de la metrópoli moderna, al centro de todos los problemas que afligen a la familia humana al final del siglo veinte” , los jóvenes se aprestaban para la solemne clausura de la Jornadas el domingo 15 de agosto de 1993 - Solemnidad de la Asunción de María .

Otra vez la sorpresa de aquellos que habían dudado: 500.000 personas con la metrópoli de Denver y las montañas rocosas de fondo. Una multitud jamás vista en la historia de Colorado (Weigel) y la ciudad y el condado de Denver testigo de un acontecimiento que removió sus cimientos. Habían presenciado una revolución pacífica y el Papa les había enseñado a los obispos americanos que ser joven es un tiempo diseñado por Dios para la búsqueda y que su tarea era estar presente en esa búsqueda (Weigel).

“Con mi corazón lleno de alabanza a la Reina del Cielo, signo de esperanza y fuente de consuelo en nuestra peregrinación de fe hacia «la Jerusalén celestial» (Hb 12, 22), os saludo a todos los que participáis en esta liturgia solemne” les decía el Santo Padre y en su homilía invitaba que llevasen el desafío de una vida plena de sentido, de fe y de esperanza por todos los rincones del mundo “Cristo os necesita a vosotros para iluminar el mundo y mostrarle el «sendero de la vida» (Sal 16, 11). El desafío consiste en hacer que el «sí» de la Iglesia a la vida sea concreto y efectivo. La batalla será larga, y necesita de cada uno de vosotros. Poned vuestra inteligencia, vuestros talentos, vuestro entusiasmo, vuestra compasión y vuestra fortaleza al servicio de la vida.
“No tengáis miedo…..No tengáis miedo de salir a las calles y a los lugares públicos, como los primeros Apóstoles que predicaban a Cristo y la buena nueva de la salvación en las plazas de las ciudades, de los pueblos y de las aldeas. No es tiempo de avergonzarse del Evangelio (cf. Rm 1, 16). Es tiempo de predicarlo desde los terrados (cf. Mt 10, 27). No tengáis miedo de romper con los estilos de vida confortables y rutinarios, para aceptar el reto de dar a conocer a Cristo en la metrópoli moderna. Debéis ir a «los cruces de los caminos» (Mt 22, 9) e invitar a todos los que encontréis al banquete que Dios ha preparado para su pueblo. No hay que esconder el Evangelio por miedo o indiferencia. No fue pensado para tenerlo escondido. Hay que ponerlo en el candelero, para que la gente pueda ver su luz y alabe a nuestro Padre celestial (cf. Mt 5, 15-16)
“Jóvenes de la Jornada mundial de la juventud, la Iglesia os pide que vayáis, con la fuerza del Espíritu Santo, a los que están cerca y a los que están lejos. Compartid con ellos la libertad que habéis hallado en Cristo. La gente tiene sed de auténtica libertad interior. Anhela la vida que Cristo vino a dar en abundancia.”
“Cristo necesita obreros dispuestos a trabajar en su viña. Vosotros, jóvenes católicos del mundo, no lo defraudéis. En vuestras manos llevad la cruz de Cristo. En vuestros labios, las palabras de vida. En vuestro corazón, la gracia salvífica del Señor”
Despues del Angelus, un precioso himno a María, el peregrino de esperanza anunciaba la sede de la próximas Jornadas : Filipinas 1995 y se despedía diciendo

“Siempre he sido consciente de que los jóvenes constituyen para la Iglesia y la sociedad civil la esperanza de nuestro futuro… a través de la celebración de acontecimientos como éste, esa esperanza se ha ido confirmando y reforzando paulatinamente. Los mismos jóvenes me han enseñado a tener cada vez mayor confianza”


Quienes visitaron a Juan Pablo II en sus habitaciones en Roma después de estas Jornadas Mundiales de la Juventud en Denver podían ver allí sobre una mesita la fotografía del Santo Padre Juan Pablo II con el rosario en su mano mirando desde la ventana del helicóptero que el 15 de Agosto - Fiesta de la Anunciación de la Virgen Maria - de 1993, lo traía a Denver para la Misa de clausura en el Parque Cherry Creek. Una foto que ya perfilaba una nueva realidad, una puerta abierta a un futuro diferente en muchos corazones y en la Iglesia norteamericana.

2 comentarios:

LIBFLENGUAJE dijo...

Soy una de las tantas jóvenes que tuvo la dicha de compartir esos maravillosos días en Denver junto a su Santidad Juan Pablo Segundo, nunca olvidaré a los amigos de tantos países; quienes desconocidos nos hicimos eternos hermanos en Cristo. Agradezco a Dios ese regalo. "Sed valientes", nos dijo el Papá esa noche , hasta ahora intento incansablemente serlo día a día.

Ludmila Hribar dijo...

Que hermosa experiencia y que modelo de vida! Me alegro y agradezco a Dios por todos los jovenes que pudieron presenciar ese testimonio de juventud, vida y esperanza y ese llamado de "sed valientes" a compartir y a llevar al mundo.