Juan Pablo II con Alojz Peterle (y su esposa Branka), gran político, gran hombre, co-fundador de la Democracia Cristiana eslovena, ex presidente del primer gobierno democrático esloveno (1990-1992); ex canciller (2000) en la actualidad diputado del Parlamento Europeo.
El 10 de enero de 2002 en su discurso al Cuerpo Diplomático Juan Pablo II, una vez comentados los logros y los temas pendientes del momento, llamó a no dejarse abatir por los problemas sino a abrir “nuestro corazón y nuestra inteligencia a los grandes desafíos” prestando “especial atención a las manifestaciones de violencia irracional e injustificable…”. Pensaba en Africa y en América Latina, y en ese momento dentro de America Latina especialmente en la Argentina. La Argentina era un verdadero caos político y económico. Estabamos atravesando un momento muy difícil, peligroso e incierto. Gracias a Dios sobrevino la calma, pero toda Latinoamérica sigue necesitando recuperar la sabiduría, la confianza, la dignidad para todos, para convertirnos en el verdadero “continente de la esperanza” que soñaba Juan Pablo II.
Hacia el final del discurso delineó algunas prioridades y exigencias que si “estuvieran en el centro de las preocupaciones de los responsables políticos; si los hombres de buena voluntad las tradujeran en compromisos cotidianos; si los hombres creyentes las incluyeran en su enseñanza, el mundo sería radicalmente diferente”
- la defensa del carácter sagrado de la vida humana en toda circunstancia, en particular ante las manipulaciones genéticas;
- la promoción de la familia, célula fundamental de la sociedad;
- la eliminación de la pobreza, mediante esfuerzos constantes en favor del desarrollo, de la reducción de la deuda y de la apertura del comercio internacional;
- el respeto de los derechos humanos en todas las situaciones, con especial atención a las categorías de personas más vulnerables, como los niños, las mujeres y los prófugos;
- el desarme, la reducción de las ventas de armas a los países pobres y la consolidación de la paz una vez terminados los conflictos;
- la lucha contra las grandes enfermedades y el acceso de los menos pudientes a las curas y los medicamentos básicos;
- la salvaguardia del entorno natural y la prevención de las catástrofes naturales;
- la aplicación rigurosa del derecho y de las convenciones internacionales.
Y nos dejó a todos un mensaje : Las tinieblas sólo pueden ser disipadas por la luz. El odio puede ser vencido únicamente por el amor.
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