Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 15 de enero de 2008

X Jornada Mundial de la Juventud - Manila, Filipinas (10-15 de enero de 1995)

Quizás nunca sabremos con exactitud el verdadero origen de las Jornadas Mundiales de la Juventud, si fueron inspiradas por los jóvenes que en su entusiasmo alentaron a Juan Pablo II o se trató de sentimientos recíprocos; tan emparentada está su instauración.
La idea comenzó a gestarse a principios de 1980 por iniciativa del Consejo para los Laicos, muy cerca de la Plaza San Pedro cuando comenzaron a reunirse los jóvenes para rezar y estar juntos.
A la invitación de Juan Pablo II de participar de la ceremonia del Domingo de Ramos en Roma, le siguió el encuentro de jóvenes en 1984 para el Jubileo Internacional de la Juventud el domingo de Ramos en la Plaza San Pedro. En 1985, Año Internacional de la Juventud, los encuentros ya habian tomado forma y ante el desafio que no se podia contar con los jóvenes Juan Pablo II instituyó oficialmente la primera JMJ que se realizo el Domingo de Ramos en 1986 en Roma.
Una historia increíble de juventudes reunidas en todos los rincones del mundo cantando y rezando a la par del Papa, quien supo amalgamar su propio entusiasmo por Cristo con el entusiasmo de una juventud nueva, una juventud que habría de asombrar al mundo. Una historia que continuó y se expandió.
El encuentro más multitudinario tuvo lugar en Filipinas en 1995. La cifra oficial de la Reunión de clausura del 15 de enero de 1995 fue de 4 millones, pero una agencia japonesa contratada para calcular el numero de asistentes se declaró incapaz de dar datos precisos.... entre 5 y 7 millones.
"Como el Padre me envió, también yo os envío" (Jn 20, 21
El 14 de enero de 1995 en la Meditacion durante la Vigilia de Oración de la X Jornada Mundial de la Juventud Juan Pablo II en una extensa y profunda meditación, recordó a los jóvenes que En el mensaje de la Cruz no existen divisiones, ni rivalidades étnicas, ni discriminaciones sociales” y les invitaba a la sinceridad de la búsqueda, a no perderse en la trivialidad, a cuidarse de los falsos maestros, a la vocación a amar, entendida como auténtica apertura a nuestros hermanos los hombres y como solidaridad con ellos, la más fundamental de todas las vocaciones…
Les hizo notar que La resurrección de Jesucristo es la clave para comprender la historia del mundo, la historia de toda la creación, y es la clave para comprender de manera especial la historia del hombre. ….Gracias a la resurrección de Cristo, el hombre ya no existe solamente para la muerte, sino que existe para la vida que se ha de revelar en nosotros. Es la vida que Cristo ha traído al mundo (cf. Jn 1, 4. «Recibid el Espíritu Santo» significa también: haceos partícipes del reino de Dios, que el Espíritu Santo derrama en vuestro corazón como fruto de los sufrimientos y del sacrificio del Hijo de Dios, para que Dios sea todo en todos (cf. 1Co 15, 28).
Les recordó que El Evangelio no es ni una teoría ni una ideología. El Evangelio es vida y los llamó a dar testimonio de esta vida y ante la pregunta ¿qué esperan la Iglesia y el Papa de los jóvenes de la X Jornada mundial de la juventud? Sencillamente respondió “Que deis testimonio de Jesucristo”

En la celebración eucarística en el «Rizal Park» de Manila el domingo 15 de enero de 1995, desarrolló el salmo responsorial y el lema de las Jornadas:
«Aquí estoy, Señor, envíame»,
«Aquí estoy, Señor, envíame». Aquí estoy, en Filipinas, y en cualquier parte. Con la mirada fija en Cristo… como respuesta de la X Jornada mundial de la juventud….: «Como el Padre me envió, también yo os envío» (Jn 20, 21)… Después de la meditación y la vigilia de anoche, este sacrificio eucarístico consagra nuestra respuesta al Señor: «Envíame»

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