El 13 de enero de 1992 La República de Eslovenia (mi patria de origen) fue reconocida por la Santa Sede. (en la misma fecha fué reconocida también la independencia de la Republica de Croacia).
Aquel mismo dia el Arzobispo metropolitano de Ljubljana, Alojzij Šuštar, agradeció con una nota a la Santa Sede. Ocurría durante el mandato (1990-1992) de un gran hombre: Lojze Peterle, quien reconoce que Juan Pablo II fue un verdadero amigo y comenta que este reconocimiento fue no solo el broche de oro de la independencia sino que fue vital, pues abrió las puertas al reconocimiento internacional.
Era un momento aun crítico en la vida de la joven nación eslovena, que se habia independizado de la Republica Federativa Socialista de Yugoslavia el 25 de junio de 1991, y cuya primavera habia despuntado “oficialmente” ya en 1987, dos años antes de la caida del muro de Berlin.
Los cimientos fueron firmes, apoyados por la fuerte adhesión a la libertad conseguida, pero la reconstrucción y la reparación de tantos años bajo el dominio de una estructura totalitaria prosigue…
(Prometo que algun dia escribiré algo más sobre Eslovenia)
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