« Una mujer... con una corona de doce estrellas» (Ap 12, 1)
En Parque Campo de Marte, el mismo lugar donde el Santo Padre Juan Pablo II habia presidido la Eucaristía durante su primera visita, en momentos aún más difíciles, se habian congregado religiosos, religiosas, catequistas y fieles para la celebración de la Palabra, bajo el amparo de Nuestra Señora de la Asunción. Era el 6 de febrero de 1986, ultimo dia de la peregrinación del Santo Padre, dia que seria coronada la Patrona de la Ciudad de Guatemala, la Madre de la «La Nueva Guatemala de la Asunción»
Como el mismo decía en su homilía comenzaba una “nueva época en la que las enemistades deben quedar superadas por la fraternidad, las rivalidades, rencores y guerras han de dejar paso a la solidaridad cristiana, al perdón personal y a la luz de la paz”.
Como el mismo decía en su homilía comenzaba una “nueva época en la que las enemistades deben quedar superadas por la fraternidad, las rivalidades, rencores y guerras han de dejar paso a la solidaridad cristiana, al perdón personal y a la luz de la paz”.
Juan Pablo II, con todo el dolor en su alma, seguramente sabia mucho mas que lo que podía decir en público, por eso sus palabras de reconciliación. Comenzaba si una nueva epoca, pero de búsqueda, de lenta búsqueda de la paz y la verdad. Por eso los Obispos, con ocasión del IV Centenario del Cristo de Esquipulas, habian dirigido a las comunidades eclesiales guatemaltecas la carta pastoral: «¡Urge la verdadera paz!»
Al citar el documento el Santo Padre invitaba a todos al nuevo camino de evangelización, que anuncia «el Reino de Dios» teniendo en cuenta el respeto de la dignidad humana y el desarrollo integral de las personas, la solidaridad y la comunión, el perdón y la reconciliación. La Iglesia, que es «el pueblo de la vida y para la vida», (Evangelium Vitae, 79), asume así la tarea de «hacer llegar el Evangelio de la vida al corazón de cada hombre y mujer, e introducirlo en lo más recóndito de toda la sociedad».(Evangelium Vitae, 80). Os invito, por tanto, a «llenar del Evangelio de Cristo» cada uno de los hogares guatemaltecos.
También encomendaba “ayudéis a cuantos abandonaron la fe católica o están en peligro de dejarla, para que puedan volver pronto a la propia comunidad cristiana en la que fueron engendrados y educados como cristianos. Acogedlos con ternura, comprensión, humildad y sacrificio” Es que el sabia que solamente el amor puede ser mas fuerte que la tragedia del odio y de la muerte por la cual habia pasado y seguía padeciendo la sociedad de Guatemala.
“ Que el testimonio de vuestra vida cristiana contribuya de manera eficaz a la construcción de una nueva Guatemala, fundada en la fe católica de vuestros padres y abierta a comunicar esa misma fe a los demás pueblos. Ojalá se pueda decir de todos lo que Isabel dijo de María: « ¡Dichosa tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá» (Ib. 1, 45).
Al citar el documento el Santo Padre invitaba a todos al nuevo camino de evangelización, que anuncia «el Reino de Dios» teniendo en cuenta el respeto de la dignidad humana y el desarrollo integral de las personas, la solidaridad y la comunión, el perdón y la reconciliación. La Iglesia, que es «el pueblo de la vida y para la vida», (Evangelium Vitae, 79), asume así la tarea de «hacer llegar el Evangelio de la vida al corazón de cada hombre y mujer, e introducirlo en lo más recóndito de toda la sociedad».(Evangelium Vitae, 80). Os invito, por tanto, a «llenar del Evangelio de Cristo» cada uno de los hogares guatemaltecos.
También encomendaba “ayudéis a cuantos abandonaron la fe católica o están en peligro de dejarla, para que puedan volver pronto a la propia comunidad cristiana en la que fueron engendrados y educados como cristianos. Acogedlos con ternura, comprensión, humildad y sacrificio” Es que el sabia que solamente el amor puede ser mas fuerte que la tragedia del odio y de la muerte por la cual habia pasado y seguía padeciendo la sociedad de Guatemala.
“ Que el testimonio de vuestra vida cristiana contribuya de manera eficaz a la construcción de una nueva Guatemala, fundada en la fe católica de vuestros padres y abierta a comunicar esa misma fe a los demás pueblos. Ojalá se pueda decir de todos lo que Isabel dijo de María: « ¡Dichosa tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá» (Ib. 1, 45).
“Juan Pablo II, misionero incansable, defensor de la vida y la paz" se despedia de su fiel y sufrida Guatemala diciendo: ¡Que el gozo con el que María cantó el «Magníficat» esté en todos los corazones, en todos los hogares y en todos los pueblos de Guatemala!
A los religiosos, religosas, catequistas y fieles en el Parque Campo de Marte
Nadie debe dejar de visitar la pagina de http://www.odhag.org.gt/ Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala. Descubrirán un nuevo mundo: el compromiso de la Iglesia de Guatemala en la busqueda de la paz y la verdad.
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