«Este es mi Hijo amado: escuchadlo » (Mc 9, 7).
“La transfiguración del Señor, que según la tradición tuvo lugar en el monte Tabor, sitúa en primer plano la persona y la obra de Dios Padre, presente junto al Hijo de modo invisible pero real. Esto explica el hecho de que, en el trasfondo del evangelio de la Transfiguración, la liturgia de hoy sitúa un importante episodio del Antiguo Testamento, en el que se pone de relieve de modo particular la paternidad”…
”Desde el Tabor, el monte de la transfiguración, el itinerario cuaresmal nos lleva hasta el Gólgota, el monte del sacrifico supremo del único sacerdote de la alianza nueva y eterna. Dicho sacrificio encierra la mayor fuerza de transformación del hombre y de la historia. Asumiendo en sí mismo todas las consecuencias del mal y del pecado, Jesús resucitará al tercer día y saldrá de esa dramática experiencia como vencedor de la muerte, del infierno y de Satanás. La Cuaresma nos prepara para participar personalmente en este gran misterio de la fe, que celebraremos en el triduo de la pasión, la muerte y la resurrección de Cristo”…
De la homilia del Santo Padre Juan Pablo en su visita a la parroquia de la Santa Cruz en la via Flaminia, Roma, el domingo 23 de febrero de 1997
1 comentario:
lujdmila.
Como me hace pensar la actitud de Pedro, al decir al Señor que hará tres chozas, olvidandose de si mismo.
Eso demuestra la felicidad que se debe sentir al estar cerca de Dios, con la que no se necesita nada más.
saludos
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