El 11 de febrero de 1996 el Santo Padre Juan Pablo II celebró la Santa Misa por la Evangelización de los Pueblos en el Aeropuerto «La Carlota», donde miles de personas ya habian acampado la noche anterior para participar de la multitudinaria Santa Misa celebrada en el marco del trienio de preparación al V Centenario de la llegada de la fe cristiana a Venezuela. Era el dia de su despedida del país de las orquídeas y su querido pueblo venezolano a quien invitó renovar el Compromiso por la Nueva Evangelización exhortándoles que para la tan deseada renovación de la sociedad venezolana y la superación de las crisis y dificultades,es necesario que las personas, los hogares y los diversos sectores de la Nación participen de la fuerza del Evangelio.
Mientras ese domingo 11 de febrero de 1996 tenia lugar la principal ceremonia de la IV Jornada Mundial del enfermo en México, en Caracas el Santo Padre en el Ángelus celebrado en el Aeropuerto «La Carlota» recordó que “La Iglesia, en su solicitud pastoral por quienes padecen en su cuerpo, se acerca a ellos con la misma ternura y caridad que tenía Cristo. La enfermedad es una cruz, a veces muy pesada, pero unida a la de Cristo se transforma en fuente de salvación, de vida y resurrección para el propio enfermo y para los demás. Por eso, invito a todos los que sufren a ofrecer generosamente esa prueba junto con Cristo sufriente y con María”.
Pero el broche de oro de su despedida, el recuerdo que llevaria consigo para su propio aliento y esperanza de un futuro mejor para America Latina fue el Encuentro con los jóvenes en la avenida Los Próceres de Caracas.
¡Jóvenes, abrid las puertas de vuestro corazón a Cristo! Él nunca defrauda. Él es el Camino de la paz, la Verdad que nos hace libres y la Vida que nos colma de alegría (cf. Missale romanum, «Prex eucharistica»…..Ante el miedo al futuro, al compromiso, al fracaso... Él es la roca firme (cf. 1 Co 10, 4). Frente a doctrinas falaces y destructivas del ser humano, Él es la luz que viene de lo alto (cf. Lc 1, 78). Ante la tentación de los ídolos del poder, del dinero y del placer, Él nos hace libres (cf Ga 5, 1). ¡Jesús es el único Salvador y no hay otro nombre bajo el cielo por el que podamos salvarnos! (Hch 4, 12)…. abrir las puertas a Cristo es sentirse miembros vivos de la Iglesia, de esta Iglesia joven, pujante y fiel a su misión, que en Venezuela avanza desde hace ya casi cinco siglos, aun en medio de no pocas dificultades, por los caminos del Evangelio.
«El futuro del mundo y de la Iglesia pertenece a las jóvenes generaciones que, nacidas en este siglo, serán maduras en el próximo, el primero del nuevo milenio» (Tertio Millennio Adveniente, 58). Sí sois capaces de seguir a Cristo por el camino de las bienaventuranzas evangélicas, tendréis la alegría de contribuir a la renovación espiritual y moral de Venezuela con la fuerza transformadora del amor cristiano.
Se llevaba la sincera acogida de los jóvenes venezolanos grabada profundamente en su corazón, como todos y cada uno de los encuentros con los jóvenes en su peregrinar por el mundo, vivencia de experiencias enriquecedoras que lo dotaban de alas y fortalecian su espíritu ante tantas adversidades e injusticias. En América Latina, el continente de la Esperanza, redescubrió la base para apuntalar sus propias esperanzas. Aquí, en el continente de Maria, donde nuestra amada Madre, que a lo largo y ancho de toda America Latina vestida con distintas ropas, engalanada con diferentes coronas, es visitada por gentes de todos los colores y sigue protegiéndonos a todos por igual.
Juan Pablo II retornaría a Roma agradecido y emocionado. Su estancia en Venezuela habia sido breve y se habia limitado a Guanare y Caracas, con un encuentro con los recluidos en el Retén de Catia. En Guanare habia comprobado la honda devoción mariana, expresada en el amor a la Virgen de Coromoto, tan arraigada en la vida de los venezolanos y en Caracas los habia visto comprometidos de forma seria y decidida en la evangelización, que siendo siempre necesaria, lo es aún más ante los actuales y apremiantes desafíos. Partía con la esperanza de que Venezuela, con la ayuda de Dios y el esfuerzo incansable de sus hijos, tiene por delante un futuro mejor al amparo de su Madre, firmemente convencido que María es la primera evangelizadora de América Latina y a Ella, al retornar a Roma, junto al sepulcro de San Pedro le suplico nuevamente Virgen María, Madre de los hombres y de los pueblos te encomiendo de nuevo a tus hijos e hijas de América Latina.
2 comentarios:
Ljudmila.
Admiro tu fidelidad a Juan Pablo II,seguro que serás una de sus personas preferidas a la hora de interceder ante Dios, para conseguir favores.
Pidele por uno muy importante que llevo entre manos.
Saludos
Gracias Icue. Mi fidelidad es casi un compromiso. He recibido mucho y trato de dar lo que puedo. Te prometo que te tendre presente en mis oraciones para que por intercesion de nuestro amigo y maestro Juan Pablo II puedas acceder a lo que tanto anhelas.
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