Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 20 de febrero de 2008

Quo Vadis Cuba?


El alejamiento de Fidel Castro y la visita del cardenal Tarcisio Bertone, que inicia una visita de seis dias a Cuba para visitar esa “Iglesia local que a pesar de las dificultades goza de una gran vitalidad”, durante la cual inaugurará un monumento a Juan Pablo II en el lugar donde el Santo Padre celebrara su primera misa en Cuba en el año 1998, invita a recordar con “nostalgia cubana” aquellos dias de hace 10 años atrás cuando Cuba recibiera, entre incrédula y gozosa, la visita de Juan Pablo II.

Haber hospedado a Juan Pablo II alli en el corazón de la perla del Caribe, haber podido gritar a viva voz “Papa amigo, Cuba está contigo! o “Juan Pablo Hermano ya eres un cubano”, gozar de ciertas libertades que fueron otorgadas para la ocasión, superaba lo que el observador más astuto o el analista político más avezado hubiese imaginado. En realidad ya la visita precursora de Fidel Castro a Juan Pablo II en el Vaticano daba señales en esa dirección hasta entonces considerada remota. Recordamos bien a Juan Pablo II visitando Cuba, siendo recibido por un Fidel Castro ataviado con traje civil, dándose el apretón de mano con un Papa, quien ya el primer dia “desafiaría” al mundo llamándolo ''que se abra a Cuba'', pero, agregando ''que Cuba se abra al mundo'' dejándonos a todos boquiabiertos. En su visita habia primado el respeto y hasta cierta admiración de parte de Fidel Castro ante ese Santo Padre que habia venido a “confirmarlos en la fe, animarlos en la esperanza, alentarlos en la caridad” exhortándolos que todos estaban llamados a contribuir al bien común, en un clima de respeto mutuo y con profundo sentido de la solidaridad.

Ese mismo pueblo de Cuba todo, gobernantes y ciudadanos, se encuentra hoy ante una responsabilidad enorme. Llevar adelante un pais prácticamente “dormido” con relación al resto del mundo, empobrecido y dividido. No es tarea fácil en una economía estancada, familias rotas y una sociedad desgarrada. Solo podrán lograrlo en un esfuerzo común y conjunto, de por sí una tarea ciclópea, unidos en un abrazo fraterno de todos los cubanos de adentro y de afuera, quienes emigraron y aquellos que se se quedaron perdonándose mutuamente, comprendiendo a aquellos que prefirieron irse, respetando a los que se quedaron, perdonando a los que ofendieron o hirieron. Es momento para vivir con pasion el presente esperanzados, sin odios ni rencores. El mundo habrá de comprender que será un proceso lento y gradual y esperamos pacífico. No es momento para buscar culpables, por el bien de todos. “El cristiano no debe hacerse la ilusión de buscar el verdadero bien de los hermanos, si no vive la caridad de Cristo. Aunque lograra mejorar factores sociales o políticos importantes, cualquier resultado sería efímero sin la caridad” (JPII Cuaresma 2003)

En comparación, si de alguna manera corresponde, me refiero a mi propio país Eslovenia y recuerdo un sacerdote esloveno sabio que años atrás hablando de nuestra situación, cuando Eslovenia aun era parte de Yugoslavia y vivía atada al régimen comunista, nos dijo: no debemos hacernos demasiadas ilusiones aún cuando en Eslovenia cambie la situación pasarán decenas de años hasta que finalmente recupere su propio aliento, se libere de influencias, cure sus heridas y sus ciudadanos perdonen y sean perdonados.

Que el Señor infunda fortaleza a los cubanos para que puedan afrontar su realidad sin egoismos económicos y sin partidismos, buscando la unión de toda la familia cubana, y Juan Pablo II interceda desde su ventana en el cielo regalándoles nuevamente su bendición.

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