El 10 Nov 1994 se daba a conocer la Carta Apostólica TERTIO MILLENNIO ADVENIENTE de Juan Pablo II al Episcopado, al Clero y a los fieles, como preparación al jubileo del año 2000.
Una Carta que nos llamaba a la reflexión, en realidad era y es un examen de conciencia, un llamado a la conversión, a la unidad plena de los cristianos, invitándonos a orar “para la preparación y celebración del Jubileo y exhortándonos a todos a abrir nuestros corazones a las inspiraciones del Espiritu, confiando “esta tarea de toda la Iglesia a la materna intercesión de Maria…..para que nos oriente “hacia Aquel que es “luz verdadera, aquella que ilumina a todo hombre” (Jn 1,9) ; una primera fase era de preparación inmediata antepreparatoria para tomar conciencia de la gracia y el gozo del jubileo, la segunda fase, mas teologica (trinitaria), dedicada a Jesucristo, al Espíritu Santo y a Dios Padre, con una invitación especial a los jóvenes que supieron responder con entusiasmo y generosidad.
“Jesucristo es el mismo ayer, hoy….” (Heb 13,8).
Una Carta que nos llamaba a la reflexión, en realidad era y es un examen de conciencia, un llamado a la conversión, a la unidad plena de los cristianos, invitándonos a orar “para la preparación y celebración del Jubileo y exhortándonos a todos a abrir nuestros corazones a las inspiraciones del Espiritu, confiando “esta tarea de toda la Iglesia a la materna intercesión de Maria…..para que nos oriente “hacia Aquel que es “luz verdadera, aquella que ilumina a todo hombre” (Jn 1,9) ; una primera fase era de preparación inmediata antepreparatoria para tomar conciencia de la gracia y el gozo del jubileo, la segunda fase, mas teologica (trinitaria), dedicada a Jesucristo, al Espíritu Santo y a Dios Padre, con una invitación especial a los jóvenes que supieron responder con entusiasmo y generosidad.
“Jesucristo es el mismo ayer, hoy….” (Heb 13,8).
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