Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

jueves, 17 de enero de 2008

Karol Wojtyla y la toma de Cracovia

Polonia no fué borrada del mapa, como hubiesen deseado los ocupantes alemanes, y la "liberacion" no tuvo mejores intenciones...pero esta historia como parte de aquella merece ser conocida pues no es una mera anécdota en la vida de Karol Wojtyla; nos habla además del entorno en el cual le tocó vivir.

(de la entrevista exclusiva del periodico Famiglia Cristiana a Vasily Sirotenko, oficial de la Armada Roja que en 1945 salvó la vida de Karol Wojtyla. La fuga de los alemanes y la llegada de los rusos. Los protagonistas : un mayor, apasionado por la historia de la antigua Roma, y un seminarista que llegaria a ser Papa…. Uno de ellos salvará del gulag al joven Karol Wojtyla. Armavir, Rusia, abril 2001)
Aquel muchacho no irá a Siberia de Fulvio Scaglione

Alli en Cernigov, a 70 kms del tristemente famoso Chernobyl, nació en 1961 Vasilyi Sirotenko, en la Ucrania occidental, la que durante siglos fue testigo del ir y venir de rusos y polacos, tierra de ortodoxos y católicos, de rito oriental. Sirotenko, joven muchacho de la URSS sobrevive a la hambruna provocada por Stalin para eliminar del campo a los campesinos “ricos” (4 millones de muertos solo en Ucrania) estudia y se gradúa de profesor en historia medieval. “Tenia 23 años y todo el mundo por delante” dice el profesor Sirotenko en su casa de Armavir, bordeando el Caucaso, alli donde viven en la cresta de la ola de una larga vida. . «como no iba a ser feliz? Al poco tiempo conocí tambien a Olga, era todo un sueño»
….que estaba cambiando. El 15 de junio de 1940 llega la orden de alistarse y Sirotenko de profesor se transforma en subteniente de infantería. El deber para con la Patria no parecia dificil: la division tenía su sede en la misma Cernigov, el año anterior la URSS y Alemania habian firmado un pacto de no agresión. «Hasta podia continuar estudiando», dice Sirotenko, «el servicio no parecia amenazante».
El servicio no, pero la guerra que se desató de improviso en junio de 1941, si. Sirotenko se encuentra de pronto en un frente, donde los alemanes se arriesgan a todo. Combate a Gomel, «...con fusiles enfrentamos a los panzer de Hitler. Toda una masacre. Pasado un mes, solo quedamos vivos 150 hombres de una division de 10.000.».
Y los riesgos son cada vez mayores... la esquirla de una bomba le atraviesa la espalda y termina internado durante un mes en el hospital militar de Siberia. Vuelve a ser herido en la pierna izquierda frente a Leningrado (1943); persiguiendo a los alemanes hacia el oeste sufre un trauma por una explosión (del cañon) produciéndole graves daños a la vista.
Entre batallas y heridas Sirotenko asciende a mayor, de la guerra ha visto casi todo. Por eso ni se asombra cuando, en enero de 1945, a su brigada, la 59 del general Konev, le llega la orden de tomar Cracovia sin cobertura aérea ni artillería. Stalin (quien en Yalta recibirá Polonia de regalo de un Roosevelt enfermo) quiere la ciudad intacta, y así avanzan los carros de asalto de la infantería. «Entonces ya estabamos bien preparados, eramos todos combatientes expertos. Con fusiles, metralletas y granadas y armas ligeras para echar a los alemanes casa por casa. Pero la resistencia no fue grande, en dos dias tomamos la ciudad, el 17 de enero ya habia gente festejando en las calles. Descubrimos que los alemanes estaban por volar la catedral y el castillo. Y si de algo estoy orgulloso es que a Cracovia la salvamos nosotros».

Si el 17 de enero! El 18 la división de Sirotenko ocupa una cantera de piedra, asociada a la industria quimica Solvay, a una cincuenta de kilómetros de la ciudad. «Tambien alli los alemanes se rindieron y escaparon casi enseguida. Los obreros polacos se habian escondido y les comenzamos a gritar: son libres, salgan, son libres. Al contar encontramos que habia 80. Poco después descubrimos que 18 de ellos eran seminaristas».

Tal como la revolución de Lenin, tampoco la guerra de Stalin era una cena de gala. Los soldados se llevaban todo lo que encontraban. Dinero, relojes, vestidos... los primeros rusos en entrar en Cracovia en realidad solo buscaban alimento. De Sirotenko se reían porque ál buscaba libros: en latin (que habia aprendido para enseñar historia medieval) y en aleman (lengua de guerra).

«También encontré en Cracovia», dice, «por eso considero una fortuna haberme cruzado con aquellos seminaristas. Le pregunte a uno si quería traducir del latin y del italiano. Me respondio que esas materias no eran su fuerte, que las habia estudiado poco. Estaba asustado y rápidamente agregó que tenia un compañero muy inteligente y que tenia facilidad para los idiomas. Un cierto Karol Wojtyla. Entonces, dice Sirotenko, «imparti la orden que me encontraran aquel Karol».
Un jovenzuelo alto de cabellos oscuros y ojos azules, asi describe Sirotenko al aspirante a sacerdote de entonces. Que a los casi 25 años era un poco mas joven que el y le resultó muy útil. Descubrí que se las arreglaba también con el ruso porque su madre era una una russin’ka, o sea una ukrain’ka con alguna ascendencia rusa. Entonces también le hice traducir del ruso al polaco»

Ese primer encuentro debio haber sido un espectáculo. Un joven seminarista que era vicepresidente de Bratnia Pomoc, Socorro fraternal, la organización universitaria de solidaridad, y un endurecido joven oficial de la Armada más Roja y comesacerdotes de la historia. Sirotenko recuerda haberle encarado y preguntado «Puedes recomendarme algún libro sobre el fin del imperio romano?».

El estupor del joven Wojtyla
Es logico imaginarse a un Wojtyla perplejo. Por otra parte, quien podria imaginarse que el mayor Sirotenko tuviese precisamente esa pasión? … que no estaba convencido de la versión oficial de la historiografia staliniana, que decía que el imperio habia caido por el impulso de los esclavos en aliarse a los barbaros? Y aquel desafiante Sirotenko se habia adaptado a esa vida moviendose de una universidad a otra, Kiev, Veronezh, Novosibirsk, Armavir, vapuleado por uno y otro jefe de la URSS, acusado en 1953 por “propaganda anti-Stalin”, una identificación mortal minimizada solo por la realidad que Stalin fue más mortal y en marzo de aquel año “decidio irse”.

Sea como fuere, Karol traduce documentos y libros y Vasily lo frecuenta con gusto. Pronto es convocado por el comisario politico Lebedev. «Compañero mayor, que quiere hacer con aquel seminarista? Ha decidido ignorar las ordenes de Stalin? No le convence la disposicion del 23 de agosto de 1940 que se refiere a oficiales, maestros y seminaristas polacos?». «No puedo fusilarlo, es muy útil, conoce tanto las lenguas como la ciudad. El comisario sabia que era verdad pero no queria correr riesgos y me respondió que era de mi total resonsabilidad»
En Lublin, el comité polaco de liberación nacional, reconocido por Stalin, ya comenzaba a gobernar. Aparecían las primeras pruebas. De las fosas de Katyn, ahora no se sabia nada. Pero tambien desde Cracovia partian ahora hacia el este, hacia los gulag de Siberia. Los primeros carros de prisioneros, gente que no habria de regresar jamás. Tambien los seminaristas de la cantera Solvay terminaron en la lista. Para sacarlo del apuro, en realidad para salvarle la vida, está Sirotenko. Por esa sola razon, habria dicho Lebedev, y con esa unica excusa.

Entonces él calla, se hace un poco el modesto, no le gusta decir claramente que sabia exactamente que les ocurria a aquellos que partían. «En breve, emiti una orden de servicio», concluye «mediante la cual, por exigencias relacionadas con las operaciones militares en curso en Cracovia, Wojtyla y los otros no debían ser deportados».

Y asi ellos se quedan y el se va, porque la Armada se mueve hacia el oeste para el golpe de gracia a Hitler. Sirotenko llega finalmente a Graz, luego retorna a su patria. Alli será licenciado en 1946, libre al fin de casarse con su amada Olga. Regresa a la universidad, sigue investigando como cae el imperio romano, retoma otra vez su peregrinar de una ciudad a otra, siempre estudiando, yendo contra la corriente. Escribe libros y le dicen “tus investigaciones no van a la par de la ciencia sovietica” «Después la ciencia soviética cambio y me encontré a la vanguardia». Sonrie.
La guerra ya lejana llega aquel 1978: el 16 de octubre en Roma es nombrado un papa de nombre Karol, será ese “mismo” Karol? Sirotenko era el unico en Rusia, excluida la KGB, a quien el nombre le decia algo. Y era el unico en Rusia, la KGB incluida, a quien el Papa le habia enviado para sus 85 años sus saludos y bendiciones. En la lejana Armavir, el viejo profesor guarda la carta y dice «Bueno, los dos hemos tenido una vida intensa ».
Fulvio Scaglione (con la colaboración de Svetlana Turjalaj)

6 comentarios:

Marta Salazar dijo...

buenísimo! gracias! te pondré un link!

Marta Salazar dijo...

ah! lo olvidaba!

"la hambruna provocada por Stalin para eliminar del campo a los campesinos “ricos” (4 millones de muertos solo en Ucrania)"

en mi blog y en el de Esteban G. (De todo un poco), hemos tenido una cnversación (con participación del bloger ucraniano Taras) acerca del holodomor, si entenderlo así, como dice el artículo, o no.

Esa discusión es hoy muy actual en la historiografía... Los rusos dicen una cosa y los ucranianos, otra. Salvo los ucranianos afines a los rusos, claro.

Te imaginas que los rusos dicen que no hubo intención de matar a esa clase social y que fue sólo un error económico, etc., etc.

Un abrazo!

Ludmila Hribar dijo...

Muchas gracias Marta por leerlo. Era un texto largo ;) No es tema para desarrollar aqui, pero es algo que me apasiona y algun dia me voy a dedicar más y mejor haciendo un blog o un sitio de internet con la historia de mi padre - preso 10 años y sentenciado a muerte por fusilamento (tengo documentos firmados) por pensar distinto. En Eslovenia siguen descubriendo fosas comunes y van mas de 500 y eso que Eslovenia fue uno de los paises con el comunismo más "blando" si puede llamarselo así. Me temo que tanto rusos como ucranianos habrán sufrido mucho más.
Y los números quizás ni siquiera son tan importantes sino el mal que se habia adueñado tanprofundamente de una capa de la sociedad.
Error económico? Me duele hasta escribir las palabras.

Marta Salazar dijo...

querida Ljudmila!

es que, en realidad, el comunismo nunca fue blando...

te propongo que nos empieces a contar aquí en este blog y que, después crees ese otro blog, sólo con ese objeto, donde reúnas todo lo que has escrito (casi pongo escribido, ja ja, me pasa por hablar todo el día alemán) ya en éste.

qué te parece la proposición?

Leíste, en la Spe Salvi, lo que dice B16 a propósito del marxismo?

El link irá la próxima semana, en estos momentos, estoy ocupada con Rammstein.

Un abrazo muy fuerte y adelante!

Ludmila Hribar dijo...

Muchisimas gracias Marta por tu interés. Quisiera yo tener un poco más de tiempo!!! Pero entre mis prioridades tengo una que no es tan fácil (una tía con Alzheimer que vive conmigo) Por el momento no puedo comprometerme a más, pero si prometo seguir incluyendo mis impresiones dentro de los comentarios pertinentes. en cuanto pueda, quizas la proxima vez que vaya a Eslovenia puede ser una buena oportunidad para escribir algo sobre mis impresiones y lo que vaya recopilando de mis investigaciones. Un fuerte abrazo y gracias otra vez.

Marta Salazar dijo...

cuida a tu tía, también mi tía tiene alzheimer...