Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 16 de enero de 2008

Lech Walesa y Juan Pablo II


Entre el 15 y el 18 de enero de 1981 representantes del sindicato polaco independiente y autónomo “Solidarnoşç” acompañados por su líder Lech Walesa, ferviente católico, padre de 7 hijos, y quien se dijo estuvo en prisión cientos de veces durante el régimen, visitaron al hijo de la Nación polaca llamado a la suprema dignidad de la Iglesia en el Vaticano. Junto a ellos se hallaba presente una delegación del gobierno de la entonces Republica Popular de Polonia.

No se habló del difícil pasado y de la reciente amenaza de invasión a Polonia, sino del presente y del futuro desafiante, pero claro y afianzado en los corazones de los polacos a partir de aquellos dias de agosto de 1980 en Gdansk, cuando en una explosión de entusiasmo no violenta habían comenzado a vivenciar el misterioso sabor de renacer. Ocurría tan solo 14 meses después que Juan Pablo II visitara la amada Patria de todos los polacos, besara el suelo polaco donde habia crecido, tierra desde la cual – por inescrutable diseño de la Providencia – Dios lo habia llamado a la Catedra de Pedro en Roma: tierra a la cual regresaba como peregrino” despertando las conciencias y fortaleciendo su espíritu.

Oficialmente en este encuentro no se habló de los orígenes e historia de “Solidarnoşç” y de ese fervor que emergió en los astilleros de Gdansk, pero el espíritu no solo estaba presente sino que se sabía firmemente respaldado por ese polaco tan especial que se había transformado en líder de la Iglesia Católica y que desde su sede en Roma había estado particularmente con ellos desde el inicio de la iniciativa – sobre todo mediante la oración, pero también manifestándolo de la manera más discreta posible, pero suficientemente comprensible, para todos los hombres de buena voluntad. Aquel Santo Padre polaco ahora les deseaba que el mismo coraje los acompañara siempre – pero también la misma prudencia y moderación.

En la Misa de despedida celebrada en la capilla privada, Juan Pablo II invitó a los visitantes a unirse a él alrededor del altar para ofrecer el pan y el vino y todo el contenido de cada dia de trabajo de todo el pueblo polaco, desde donde sale el sol hasta donde se pone , y les pedia transmitir a todos sus compatriotas y trabajadores en Polonia las palabras del sucesor de Pedro en la Sede Apostólica: que el trabajo sirva a la dignidad humana, que eleve al hombre, a las familias, a todo el pueblo. Se acerca la hora de vuestro regreso a la patria; les dijo, por eso les pido: al partir llevad con vosotros esta nueva, aquella Buena Nueva que tuvo su comienzo en Belen, fue autenticada a orillas del Jordán, fue realizada en el misterio pascual y representada hoy en la Eucaristía. La Buena Nueva es realizada en cada Eucaristía para que el hombre se fortalezca con ella, para que en su camino repita: Vengo Señor, vengo Señor para hacer tu voluntad”




Tambien invito a leer mi entrada Solidarnosc, que intento continuar y ampliar semanalmente


2 comentarios:

Karina dijo...

Necesitamos muchisimos mas JPII y Lech...modelos a seguir. Gracias por el post.

Ludmila Hribar dijo...

Muchas gracias Karina por la visita. Claro que si, pero al menos tenemos los modelos. Quiera Dios se multipliquen. Un abrazo.